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Página Royal Canin / El alimento y la cistitis idiopática felina
Irma Villanueva
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Debemos asegurarnos de que el acceso a un alimento equilibrado, de calidad y que satisfaga sus preferencias individuales, no supone ningún estrés para el gato. El alimento húmedo es siempre beneficioso y, además, debe estimularse la ingestión de agua.
La complejidad de esta enfermedad ha hecho que incluso nos refiramos a ella con diferentes nombres, aunque desgraciadamente ninguno de ellos implica que hayamos llegado a comprender su etiología, podamos diagnosticarla de otra forma diferente a la exclusión de otras causas o tengamos claro un tratamiento que nos asegure su cura.
Según el profesor Buffington1, los términos cistitis idiopática o intersticial felina (CIF) se focalizan en el órgano que presenta signos clínicos predominantes. No obstante, estos pueden ser parte de un desorden sistémico mayor al que se ha llamado “Síndrome de Pandora”2,3, ya que en muchos gatos diagnosticados con CIF también se observan signos clínicos fuera del tracto urinario que pueden incluir el tracto digestivo, la piel y los sistemas respiratorio, nervioso central, cardiovascular o inmunitario. Este síndrome es una condición patológica resultante de la activación crónica del sistema central de respuesta al estrés. Cuando el animal percibe persistentemente una amenaza que escapa de su control, se desencadena una combinación variable de activaciones de los sistemas nervioso autónomo, endocrino e inmunitario y el resultado puede ser la afectación patológica de uno o varios órganos o sistemas.
En gatos con CIF crónica, las investigaciones clínicas han identificado que la enfermedad se asocia a factores genéticos y epigenéticos y también se relaciona con el entorno o ambiente en el que se encuentra el gato. Además, con frecuencia se han producido otras patologías antes de la cistitis y se ha demostrado que puede haber otras comorbilidades sistémicas4,5.
La terapia más recomendada a largo plazo para gatos con CIF recurrentes es el llamado “enriquecimiento ambiental”, que implica que los cuidadores tomen las acciones necesarias para reducir la percepción de estrés del gato y mejore su sensación de bienestar. Este enriquecimiento ambiental no se limita al espacio físico en el que se encuentra el gato, sino que debe incluir también las interacciones sociales, incluyendo el contacto humano. Cualquier modificación que deba hacerse en cuanto a rutinas, horarios o entorno, debe ser lo más paulatina posible.
El alimento y el ambiente
En la “Guía de necesidades ambientales felinas” de la ISFM6 se nombran el alimento y el agua como necesidades básicas, que deben ofrecerse en varios lugares y separados cuando conviven en el mismo espacio más de un gato o incluso otras mascotas. Como cazadores y supervivientes solitarios necesitan tener libre acceso a sus requerimientos básicos sin sentirse amenazados por otros gatos o potenciales peligros. Prefieren comer en solitario y disponer de su propio comedero en un lugar tranquilo, alejado de zonas de paso. Cuando el espacio es un problema se puede utilizar algún mueble a modo de separación para mejorar su sensación de protección.
El comportamiento alimentario natural del gato incluye actividades predatorias. Esconder pequeñas cantidades de comida en diferentes lugares de la casa puede estimular su instinto cazador. Los puzles de comida también son muy estimulantes para algunos gatos7.
Ofrecer pequeñas cantidades de alimento de modo frecuente sería lo más similar a las preferencias naturales del gato, pero independientemente de las veces que se haga, se debe tener en cuenta la cantidad diaria adecuada para cada animal y ajustar el racionamiento para el mantenimiento de un peso saludable. En cualquier caso, se recomienda establecer rutinas de alimentación con horarios regulares, prestando atención a la ingestión calórica, ya que el sobrepeso también se ha relacionado con la incidencia de CIF.
Otra cuestión importante, que se aborda pocas veces con los cuidadores, es la limpieza tanto del comedero como del bebedero. Muchos propietarios simplemente rellenan los recipientes y, aparte del riesgo de contaminación microbiológica, la acumulación de migajas, saliva y aromas puede ser motivo de estrés, sobre todo si más de un gato ha tenido acceso8.
Intervenciones dietéticas
Existen muchas dietas formuladas para ayudar a mantener la salud urinaria del gato, pero hasta el momento no hay estudios que demuestren de forma definitiva que estas dietas puedan ayudar a todos los gatos con CIF. Lo que sí es aconsejable es que cualquier cambio dietético se realice gradualmente, ofreciendo el nuevo alimento al lado de la dieta habitual, en un recipiente separado, para dejar que el gato exprese sus propias preferencias1.
De todos los tratamientos evaluados en estudios controlados, el único que ha ofrecido resultados significativos ha sido un estudio comparativo de dos dietas acidificantes de la orina, una seca y otra húmeda. Los gatos que recibieron la dieta húmeda tuvieron una recurrencia significativamente menor de los signos clínicos asociados con CIF9. Así pues, ofrecer alimento húmedo y la estimulación de la ingestión de agua deben ser parte del manejo inicial de los pacientes con CIF ya que, además, disminuir la concentración de la orina y aumentar la frecuencia de las micciones ayudará a evitar la formación de cristales o cálculos y la orina será menos irritante para la pared vesical.
Otras intervenciones nutricionales que pueden ser beneficiosas para la prevención de CIF pueden ser la disminución de la cantidad de minerales cristalogénicos, el aumento de la cantidad de mediadores antiinflamatorios como los ácidos grasos omega tres, ácido eicosapentanoico y ácido docosahexanocio (EPA y DHA), así como el manejo dietético del pH urinario10. [...]
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