Medidas legislativas para el uso prudente de antibióticos

Resumen

Garantizar el uso prudente de los antimicrobianos es una prioridad del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que ha colaborado con el Ministerio de Sanidad en el diseño y ejecución del Plan Nacional Frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), desde su inicio en 2014. Los objetivos en el ámbito de la sanidad animal para el periodo 2022 – 2024 siguen siendo la vigilancia tanto de resistencias como de consumo de antibióticos, así como reducir el consumo de antibióticos a través de la reducción de la necesidad de utilizarlos, y, consecuentemente, reducir el impacto de este problema sobre la salud de las personas y los animales, preservando de manera sostenible la eficacia de los antibióticos existentes y contribuyendo así al enfoque “OneHealth”.

Palabras clave: resistencias antimicrobianas, One Health, PRAN, consumo de antibióticos.

Abstract

Legislative measures for the prudent use of antibiotics

Guaranteeing the rational use of antimicrobials is a priority of the Ministry of Agriculture, Fisheries and Food, which has collaborated with the Ministry of Health in the design and execution of the National Plan Against Antibiotic Resistance (PRAN), since its beginning in 2014. The objectives in the field of animal health for the period 2022-2024 continue to be surveillance of both resistance and consumption of antibiotics, as well as reducing the consumption of antibiotics by reducing the need to use them, and, consequently, reduce the impact of this problem on the health of people and animals, sustainably preserving the efficacy of existing antibiotics and thus contributing to the “One Health” approach.

Keywords: antimicrobial resistance, One Health, PRAN, antibiotic consumption.

La alta incidencia de resistencias antimicrobianas reportadas en 2020 muestra que la resistencia sigue siendo un problema grave a nivel mundial. La resistencia a los antibióticos que se usan en casos extremos en los que no funciona ninguna otra alternativa, como la vancomicina y los del grupo de los carbapenémicos, sigue siendo un problema importante. Cuando estos antibióticos ya no son efectivos, hay opciones de tratamiento muy limitadas que pueden no funcionar en todas las situaciones, y que a veces conducen a desenlaces fatales. Además, la resistencia a los antibióticos también compromete la eficacia de las intervenciones médicas que salvan vidas tales como cuidados intensivos, tratamientos del cáncer y trasplante de órganos. El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) estima que, cada año, se producen más de 670.000 contagios en la Unión Europea y el Espacio Económico Europeo, y la OCDE estimó que el coste relacionado con los sistemas de atención de la salud de estos países es de alrededor de 1.100 millones euros cada año[1].

El aumento la resistencia a los antibióticos se debe a diversos factores, sin embargo, el uso inadecuado e indiscriminado de estos medicamentos tanto en la salud humana como en la sanidad animal es uno de los que más contribuyen a la aparición de este fenómeno, causando un gran impacto clínico, epidemiológico y microbiológico. En el ámbito de la sanidad animal, la utilización de los antibióticos es fundamental tanto para el tratamiento de las enfermedades, que garantizan así un adecuado estado sanitario y el bienestar animal, como en lo que se refiere a la salud pública, puesto que la existencia de zoonosis, es decir, de enfermedades que pueden ser transmitidas de los animales al hombre, hace necesaria la utilización de estos fármacos para tratar de impedir o minimizar el riesgo de transmisión de estas. Sin embargo, un uso irracional de los antibióticos puede tener importantes consecuencias para la salud humana, la sanidad animal y el medio ambiente. Teniendo en cuenta esta situación, los organismos internacionales impulsaron el enfoque One Health o de “una única salud”, que integraba actuaciones coordinadas en las áreas de salud humana, sanidad animal y medio ambiente. En este contexto, la UE estableció un Plan Director de Acción sobre Resistencias Antimicrobianas (2011-2016) que estimuló la puesta en marcha de planes nacionales en 13 países, entre ellos España, que aprobó en 2014 su Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) que se ha extendido hasta los momentos actuales[2].

El segundo Plan de Acción sobre Resistencia a los Antibióticos de la UE, publicado en junio de 2017, es el marco de nuevas acciones destinadas a reducir la aparición y propagación de la resistencia a los antibióticos y a incrementar, dentro y fuera de la UE, la investigación y la disponibilidad de nuevos antibióticos. Este nuevo plan de acción de la Comisión Europea estableció los siguientes objetivos clave:

• Convertir Europa en una región de buenas prácticas en todos los aspectos relacionados con la resistencia a los antibióticos (vigilancia, prevención, control, accesibilidad y medioambiente);
• Potenciar la investigación, el desarrollo y la innovación en este ámbito;
• Coordinar todas las acciones internacionales.

Vigilancia del consumo de antibióticos

Un aspecto clave y previo a tratar de reducir el consumo de antibióticos, es conocer qué niveles de consumo se llevan a cabo en las explotaciones ganaderas. Para lo cual, se hizo necesario desarrollar un sistema de vigilancia del consumo de antimicrobianos, que con la publicación del nuevo Reglamento de Medicamentos Veterinarios será obligatoria en toda la Unión Europea. Para ello, el MAPA ha creado la base de datos PRESVET4 (figura 1) que recoge las notificaciones de prescripciones de antibióticos efectuadas a animales de producción, a través de la cual las autoridades competentes tendremos la información necesaria en lo relativo al consumo real de los antimicrobianos en las explotaciones ganaderas y por especies mediante las prescripciones veterinarias. Así, los veterinarios son la pieza clave para procurar el uso prudente de las antimicrobianos en sanidad animal. Permitirá, por primera vez, llevar a cabo el análisis y la detección de los distintos patrones de consumo de antibióticos en las explotaciones ganaderas españolas, detectando algunos puntos críticos sobre los que ya se está trabajando en determinados sectores y permitiendo la adopción de medidas correctoras.

Hasta la puesta en marcha de PRESVET, los únicos datos disponibles sobre el consumo de antibióticos eran los datos de ventas. A través de ellos se ha podido concluir que desde 2014, de acuerdo con los datos estimados recogidos en el marco del PRAN, las ventas de antibióticos veterinarios se redujeron un 13,6 % en 2019, frente a un 5,4 % en medicamentos de humana (figura 2). Esto confirma una tendencia decreciente de forma sostenida desde 2014, aunque nuestro país continúa entre los Estados Miembros de la UE con un promedio de consumo por unidad de ganado más elevado. Por ello es necesario seguir trabajando en este aspecto para que la media nacional se aproxime a la de la UE.

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