Cirugía toracoscópica para quilotórax

Indicaciones de la ligadura de conductos torácicos:

En los perros, el quilotórax es una enfermedad potencialmente mortal que a menudo requiere intervención quirúrgica. La ligadura del conducto torácico (LCT) es la intervención que se realiza con mayor frecuencia para este trastorno y puede lograrse mediante una toracotomía abierta, una toracoscopia o un abordaje trans-diafragmático.1-4 La cirugía torácica, sin embargo, conlleva un riesgo inherente de complicaciones anestésicas y quirúrgicas, y suele asociarse a malestar o dolor postoperatorio, que requieren varios días de hospitalización. Además, la ligadura del conducto torácico a menudo requiere intervenciones complementarias (por ejemplo, una pericardectomía) para lograr la resolución completa del derrame quiloso.

La ligadura del conducto torácico es actualmente el tratamiento quirúrgico más común para los perros con quilotórax. Este procedimiento requiere acceso directo al conducto torácico y se puede realizar a través de una toracotomía, una toracoscopia o un abordaje transdiafragmático (paracostal). Las complicaciones asociadas a la cirugía torácica incluyen dolor, hemorragia, infección, dehiscencia, hipoxemia y neumotórax5,6. Además, la ligadura del conducto torácico solo dará lugar a una resolución clínica como terapia independiente en aproximadamente el 50% de los casos1. Se considera que cuando tras la ligadura se observa un quilotórax persistente se debe a la formación de vasos linfáticos colaterales y a la incapacidad de ligar todas las ramas del conducto torácico. Por lo tanto, la ligadura del conducto torácico a menudo se combina con intervenciones adyuvantes, que a menudo requieren múltiples abordajes quirúrgicos, para lograr mayores tasas de éxito. [...]