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Problemas comportamentales en casas con varios gatos
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Cambios en la demografía felina
Los gatos van adquiriendo popularidad como animales de compañía, de modo que aumenta el número de hogares en los que vive un gato así como el número de hogares con más de un gato. Teniendo en cuenta el comportamiento natural de los felinos podremos entender por qué estos cambios pueden llegar a causar estrés en el gato doméstico.
Comportamiento social felino
En el pasado se llegó a pensar que los gatos eran animales asociales, y el poema de Rudyard Kipling promovió la imagen de "el gato que caminaba solo". Se creía que los gatos solo tenían contacto con otros durante el apareamiento, tras el que se convertían de nuevo en criaturas solitarias. Cuando se identificaba un grupo de gatos se consideraba que era una agregación poco compenetrada, como los animales que se agrupan alrededor de una charca para beber agua. Sin embargo, el estudio científico de las interacciones felinas reveló que los gatos son verdaderas criaturas sociales y que pueden establecer relaciones significativas con sus congéneres. La composición natural de los agrupamientos sociales felinos consiste en gatas emparentadas, de modo que madres, abuelas, tías, hermanas e hijas viven juntas en áreas comunitarias en las que pueden proporcionar protección a los gatitos del grupo, tanto por la mera presencia física como por el amamantamiento comunitario que facilita la existencia de anticuerpos compartidos. Los machos suelen quedar relegados en la periferia del agrupamiento social, donde un solo macho suele montar a la mayoría de las hembras del territorio en que los otros machos tienen vetado el acceso de forma decidida.
Efectos de la estructura social sobre la hostilidad felina
A pesar de la naturaleza social de los gatos, esta característica comportamental es de relativamente reciente en términos de desarrollo evolutivo. En condiciones silvestres, el tamaño de los grupos viene determinado por la disponibilidad de recursos, por lo que la competencia por los recursos es innecesaria dentro del grupo social. Sin embargo, la hostilidad hacia los forasteros protege la disponibilidad de los recursos y puede, por lo tanto, considerarse como un comportamiento altamente adaptativo. El contacto con individuos desconocidos se mantiene bajo mínimos, y gran parte de la comunicación felina está destinada a mantener distancias entre los individuos. Los comportamientos destinados a mantener a los forasteros a distancia incluyen métodos de comunicación visual, vocal y olfativa, pero pueden llegar a ser actos de agresión intensos cuando el forastero se acerca demasiado al territorio. Los actos de agresión manifiesta en el seno del grupo social suelen ser leves y poco frecuentes, y las señales de agresividad están diseñadas para evitar al máximo el conflicto físico. La supervivencia felina es un asunto individual, y la autoconservación es una gran prioridad. En una sociedad felina no hace falta cooperar para mejorar el acceso a recursos vitales, de modo que no es necesario disponer de una estructura jerárquica. Una de las consecuencias de esta situación es que el establecimiento de turnos es ajeno a la cultura felina y que los comportamientos diseñados para inducir sumisión no tienen cabida en las interacciones entre gatos o entre gatos y humanos. La disipación del conflicto en el último momento, tan característica de las interacciones caninas, es imposible en la sociedad felina, donde las agresiones entre gatos siempre acaban ocasionando heridas cuando se supera el umbral de la confrontación física. La falta de dependencia de las interacciones sociales en el campo de la supervivencia reduce el instinto felino de reparación de relaciones tras los conflictos, de modo que tras un acto de agresión se espera que la víctima abandone el grupo.
Independencia felina
La falta de dependencia de las interacciones sociales queda reflejada en la capacidad de supervivencia en solitario, y tanto si es por falta de necesidad o por elección, todos los gatos son capaces de sobrevivir en un vacío social. Esto no significa que todos los gatos elijan prescindir de la compañía felina o humana, pero pueden pasar con o sin ella y la mayoría se adapta fácilmente a una existencia en solitario. No obstante, se aprecian variaciones individuales y la investigación lo ha explicado identificando distintos grados de necesidad de contacto físico en el seno de una sociedad felina. Los gatos que requieren poco contacto suelen ser los que viven en la periferia de los agrupamientos sociales mientras que los que requieren un contacto mayor se encuentran con mayor probabilidad en el seno del grupo. Se podría decir que los gatos con mayores requerimientos sociales son los se adaptarán mejor a un entorno doméstico, pero es importante que la gente sepa que, aunque haya interacciones en el mundo felino, éstas tienen un formato distinto a las que ocurren entre criaturas de verdadera naturaleza social como los humanos y los perros. Las interacciones felinas se caracterizan por ser interacciones de elevada frecuencia y baja intensidad, y los gatos se contentan con cruzarse con sus propietarios o compañeros felinos de piso de forma regular y enviar una señal vocal breve en su dirección. En cambio, las interacciones sociales humanas se caracterizan por ser de baja frecuencia y alta intensidad, por lo que el propietario suele tener unas expectativas de comunicación social entre él y el gato, y entre sus gatos, que pueden ser poco realistas. Un posible resultado de este malentendido entre especies es que los propietarios proyectan sus necesidades propias de compañía social sobre su gato y acaban favoreciendo la convivencia de más de un gato en el hogar. Es posible que las interacciones sociales sean beneficiosas de algún modo cuando los gatos implicados están emparentados, pero pueden llegar a ser extremadamente estresantes para los gatos cuando no se ha tenido en cuenta la compatibilidad social.
Mantenimiento de la sociedad felina
Por lo tanto, el punto a tener más en cuenta en las casas con más de un gato es la compatibilidad social. Puede haber coexistencia de varios gatos bajo el mismo techo, pero ello no significa obligatoriamente que pertenezcan al mismo grupo social. Los agrupamientos más sólidos desde el punto de vista comportamental son de hermanos pero, incluso en este caso, los gatos tienen algunos requerimientos comportamentales fundamentales si se les obliga a compartir territorio:
- Acceso libre e inmediato a recursos importantes
- Provisión de privacidad
- La posibilidad de escapar de o de evitar situaciones de estrés potencial
Muchas situaciones domésticas no cumplen con estos requerimientos felinos básicos y, por consiguiente, los gatos que comparten techo están sometidos a un estrés crónico de baja intensidad. Una de las posibles manifestaciones de esta situación son los actos de agresividad manifiesta, pero puede haber otros efectos más sutiles y no es infrecuente que existan problemas relacionados con la libertad de movimiento por toda la casa y en la deposición de orina en casa.
Consecuencias de las restricciones de acceso a recursos
Los gatos no comparten recursos importantes con otros grupos sociales, pero en las casas con más de un gato se suele esperar que compartan áreas de descanso, puntos de alimentación y bebederos, incluso en los casos en los que su comportamiento social indica que se consideran como habitantes fortuitos de la casa en lugar de miembros de la misma familia.
Esto puede tener grandes consecuencias, y uno de los escenarios que suele alimentar la creencia errónea de que todo va bien en las casas con más de un gato es la buena disposición de los gatos a agruparse a la hora de comer. Esta proximidad mientras comen suele verse como un signo de buen funcionamiento de la colonia, pero es importante recordar que la comida es un recurso vital y que suelen suprimirse muchos comportamientos para permitir el acceso a la nutrición. Así, los gatos anulan su hostilidad durante el tiempo necesario para comer su ración. En muchos casos, en cambio, el agua no se considera un recurso tan valioso y la restricción de acceso resultante puede tener consecuencias serias en la salud puesto que una menor ingestión de agua puede ser un factor importante de riesgo para ciertas dolencias como la cistitis intersticial. De hecho, allí donde haya casos de enfermedad recurrente del tracto urinario merece la pena averiguar cómo son las relaciones sociales entre los gatos que habitan la casa.
La expectativa de que los gatos que distintos grupos sociales compartan letrinas puede ocasionar la aparición de problemas por ensuciado y la falta de acceso a un espacio tridimensional puede ocasionar una disminución de la práctica de ejercicio y un mayor riesgo de obesidad.
La falta de privacidad en la bandeja de arena puede solucionarse, en ocasiones, utilizando bandejas cubiertas, pero debe evaluarse cada caso puesto que la utilización de bandejas con tapa puede ocasionar problemas de emboscadas y hacer que los gatos prefieran no utilizarlas. Por consiguiente, deben probarse distintas opciones hasta que el propietario encuentre algo que satisfaga las necesidades de todos los gatos del hogar. Esto puede suponer el aumento del número de bandejas disponibles y la existencia de más lugares donde encontrarlas para que los gatos de la casa puedan acceder sin tener que aguantar los improperios de un gato de otro grupo social.
Una de las estrategias importantes de los gatos para afrontar el estrés social consiste en esconderse, pero en muchas casas modernas esto no es posible por el gusto moderno de las personas por los muebles que altura completa hasta el techo y la existencia de habitaciones abiertas. La falta de acceso a escondites puede hacer que los gatos se sientan expuestos y vulnerables, y si se junta con el acceso insuficiente a otros recursos vitales, como la comida o el agua, puede generarse un estrés crónico que ocasione comportamientos autoinflingidos como un exceso de acicalamiento.
Conclusiones
Los gatos son criaturas sociales, pero su comportamiento social es distinto al de las personas o los perros. En estado salvaje vivirían en pequeños grupos de individuos emparentados y evitarían en contacto con otros felinos. Por consiguiente, resulta fácil entender que los gatos puedan considerar estresante la vida en un entorno doméstico y tener que compartir el territorio con otros gatos sin parentesco. No obstante, si prestamos atención al comportamiento natural felino y modificamos en entorno de forma consecuente, podremos proporcionar soluciones etológicas y manejar los hogares con más de un gato de forma que se minimice el estrés que sufren nuestros compañeros felinos.
Dos de las reglas más útiles a seguir el formar hogares con más de un gato son la selección de los posibles cohabitantes teniendo en cuenta el comportamiento natural delos gatos y la restricción en el número de gatos en un hogar desde un punto de vista de compatibilidad social felina. Es importante prestar atención al proceso de introducción y a la provisión de un nivel suficiente de recursos vitales para permitir el acceso individual de todos y cada uno de los gatos cuando crean necesario. De este modo se incrementa la posibilidad de coexistencia de varios gatos en un mismo hogar.
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1. Bowen J. and Heath S.E. Behavioural problems in small animals - Practical advice for the veterinary team Elsevier Oxford, 2005;pp 265-276 - Available from amazon.com -
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