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La agresión felina
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Introducción
En el comportamiento animal agresión es una parte normal del repertorio de conducta del animal y es necesario para la supervivencia. Los comportamientos agresivos pueden ser utilizados para resolver las disputas sobre el territorio, los recursos y las parejas de apareamiento. En los animales de compañía, los comportamientos normales a menudo pueden ser problemáticos, ya sea para la mascota o para el propietario. Los comportamientos agresivos en los gatos de compañía suelen dar lugar a problemas y heridas ya sea hacia otros gatos o a sus cuidadores humanos. La tendencia de los animales individuales a morder suele ser la interacción de la herencia, el medio ambiente, la experiencia temprana, la maduración, el aprendizaje, el estado hormonal, el estado fisiológico y la circunstancia externa [1].
Dentro de las especies felinas, la agresión es generalmente de naturaleza defensiva con el presunto objetivo evitar la amenaza [2]. Los gatos son animales generalmente solitarios, y por lo tanto es beneficioso poner fin a las disputas sin lucha real y el potencial de lesiones posteriores que pudieran poner en peligro la capacidad del animal para procurarse alimentos. Por lo tanto, los gatos suelen utilizar amenazas visuales y vocales en un intento por evitar una confrontación física. Más comúnmente estas amenazas consisten en pelo hirsuto aumentando el tamaño corporal por la colocación del cuerpo, vocalizaciones agonísticas (gruñidos, silbidos, maullidos) y el posicionamiento de las orejas [2]. Los comportamientos agresivos sin embargo, pueden variar de cambios sutiles en la postura corporal, la posición de las orejas y las expresiones faciales hasta ataques violentos.
En el comportamiento animal aplicado, la agresión puede ser categorizada como agresión defensiva u ofensiva. La agresión también puede ser categorizado por objetivo o víctimas, tal como agresión dirigida a un humano a agresión de gato a gato [1]. Otros profesionales de la conducta usan categorías diagnósticas para definir comportamientos agresivos. En comportamiento en medicina veterinaria, estas categorías pueden incluir: la agresión depredadora, agresión entre machos, agresión inducida por el miedo, agresión por irritabilidad, agresión territorial, agresividad materna, agresión instrumental, agresión relacionada con el sexo, agresión de juego, agresión redirigida, agresión idiopática, agresión social/dominancia, agresión a las caricias [3-6]. Recientemente, la discusión se ha centrado en el comportamiento social de los gatos y de si las categorías de agresión tradicionales tal como la agresión territorial se aplica a los gatos domésticos [7,8].
Los comportamientos agresivos en los gatos suelen tratarse con una combinación de los siguientes tratamientos:
- Identificar y evitar los estímulos que lo suscitan,
- Modificación de la conducta,
- Confinamiento,
- Medicación,
- Cirugías tales como la castración o supresión de las garras.
La agresividad en los gatos de compañía puede tener profundas implicaciones sobre el bienestar animal. Posibles lesiones en humanos u otros gatos puede dar lugar a la posterior ruptura de la relación entre la mascota y su propietario. La consecuencia puede ser una reducción de la calidad de vida de la mascota y del dueño y quizás el trágico abandono de la mascota, eutanasia o cuidado inadecuado. Por lo tanto, el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos de agresividad felina es buena medicina veterinaria. Para facilidad de diagnóstico y tratamiento, los trastornos de agresividad se agrupan a menudo en agresividad dirigida al humano o dirigida al gato. Las categorías diagnósticas más relevantes para el profesional veterinario incluyen la agresión en el juego, agresión motivada por miedo a humanos u otros gatos, agresión territorial hacia humanos y otros gatos, y la agresión mientras se acaricia [1].
Tomando la historia clínica en trastornos de agresividad felina
Trastornos de salud subyacentes y las condiciones dolorosas pueden contribuir a comportamientos agresivos en todas las especies. Por lo tanto, es esencial llevar a cabo un examen físico completo y si es necesario, también hacer pruebas de laboratorio como parte de un trabajo exhaustivo en los trastornos de agresividad felina. Una vez que se determine que el animal está sano o bien que existen causas subyacentes de trastornos y estas sean identificadas y tratadas, una vez hecha una historia clínica de comportamiento y que se obtenga un diagnóstico, entonces la terapia de comportamiento es apropiada.
A menudo es mejor tomar la historia clínica iniciando con la investigación del entorno familiar y de las interacciones entre el gato y los dueños. Las preguntas pueden incluir la rutina de alimentación, del juego y el del aseo diario. El acceso a actividades al aire libre tanto físicas como visuales debe ser investigado y explorado. Los estímulos al aire libre han sido implicados en casos de agresión felina [9]. La presencia de otras mascotas en el hogar, tanto canino como felino, debe examinarse, así como también la relación entre el paciente y estos animales.
Las descripciones de los episodios agresivos deben ser a fondo y detalladas. La información en cuanto a quién estaba presente, la hora del día, en donde se encontraba todo el mundo y que hacían en eses momento, contribuye a la comprensión de la agresión. Lo que hizo el paciente, su postura corporal, la posición de sus orejas, el tamaño de sus pupilas y las reacciones a la intervención, es todo muy importante. Se deben explorar cuantos episodios le sean posibles al dueño recordar, pues cada uno puede proporcionar información adicional o verificar las teorías existentes. Los videos pueden ser útiles si los propietarios pueden obtenerlos. Se debe preguntar a los propietarios si recuerdan algún estimulo repetido desencadenante que haya ocurrido antes de los episodios de agresión. Los comportamientos agresivos pueden ser multifactoriales con diferentes tipos de agresión que ocurren al mismo tiempo.
Diagnóstico
El diagnóstico debe basarse en la circunstancia de la agresión, la postura de la mascota, la víctima y quizás la ubicación de la conducta. Se pueden diseñar planes de tratamiento para proporcionar seguridad y cambio de comportamiento.
Pronóstico
Determinar el pronóstico de un trastorno de comportamiento incluye la evaluación tanto de la historia obtenida como del diagnóstico. Cada caso debe ser evaluado teniendo en cuenta todo lo siguiente: tipo de comportamiento agresivo, la edad de inicio, la duración de la conducta problema, la gravedad de la agresión hasta la fecha, el peligro para las personas y / o mascotas, composición de la familia, la voluntad de cumplir y poner en práctica los planes de seguridad y tratamiento y cómo prevenir lesiones a corto plazo. Un estudio retrospectivo reciente sobre los tipos de agresión, el sexo de las parejas que pelean y de la eficacia del tratamiento, encontró que los gatos machos inician la agresión más a menudo que las gatas y que la agresión mostraba la misma probabilidad de ser dirigida hacia uno u otro sexo [9]. En el mismo estudio, mientras que se sugirieron varias modalidades de tratamiento, ninguna de ellas fue asociada con un mayor número de curas que cualquier otro.
Tratamiento
Las recomendaciones generales de tratamiento para los trastornos agresivos incluyen el cambio de la mascota a través de condicionamiento contrario y desensitizacion de condiciones basadas en el miedo, la costumbre a los estímulos, el evitar los estímulos que evocan la agresión, el cambio de la pertinencia y la intensidad de los estímulos, cambio del medio ambiente o el sacar a la mascota de situaciones peligrosas. Lindell et al. [9] investigaron las recomendaciones de separación, del refuerzo positivo, del intercambio de olor, de la medicación, de la introducción de la jaula de confinamiento y del collar con cascabel y encontraron que ningún tratamiento resultó en un número significativamente mayor de curaciones que cualquier otro. Cada trastorno agresivo puede requerir diferentes combinaciones de lo anterior para lograr cambios de comportamiento y de seguridad.
Trastornos comunes de agresión
Agresión de juego, señalamiento y diagnóstico
Los gatos jóvenes pueden ser muy activos y sus actividades incluyen interacciones depredadoras y de juego agresivo. El comportamiento de juego en los gatos es a menudo un comportamiento depredador, de pelea, de exploración e investigación [10]. Las secuencias de comportamiento de atacar y acechar son vistas comúnmente en el comportamiento de juego en gatitos y gatos jóvenes. Mientras que la agresión de juego se puede ver en gatos de cualquier edad, se presenta con mayor frecuencia en los gatos únicos (nota del traductor: gatos nacidos sin otros gatos de camada) o en gatos de menos de 2 años de edad [10]. Típicamente, la historia revela muestras de agresividad dirigida hacia los seres humanos. Estos comportamientos incluyen ataques repentinos, aplastar con fuerza, agarrar y golpear con las patas, conductas típicas de comportamiento depredador y de juego. Las mordidas suelen ser inhibidas [11] y los gatos no vocalizan durante juego depredador. Es posible que los ataques sólo sean dirigidos hacia algunos miembros de la familia y estos pueden tener una ubicación específica [12]. Los gatos pueden esperar y emboscar a los seres humanos al ocultándose debajo de los muebles, en la parte inferior de las escaleras u otras áreas usadas comúnmente. En otras situaciones, el propietario puede haber exacerbado el problema, ya sea por su participación en juegos violentos, o por la falta de formación en métodos adecuados de juego [11]. A menudo los propietarios de estos gatos pueden quejarse de actividad excesiva y curiosidad. Otros gatos pueden ser presentados por actividad nocturna excesiva que puede estar relacionada con una oportunidad insuficiente de juego durante el día [13]. Algunos profesionales del comportamiento han llamado a este tipo de agresión comportamiento depredador mal dirigido [14]. La agresión de juego se convierte en un problema cuando los miembros de la familia resultan heridos, el comportamiento está dirigido hacia los niños, personas frágiles o personas con trastornos inmunológicos o cuando la agresión interfiere con la capacidad de los miembros de la familia de tener una relación agradable con su mascota.
Pronóstico
En general, el pronóstico para la agresión de juego de es bueno, especialmente si se interviene temprano. Si las mordidas son graves y sin inhibiciones, el pronóstico es más reservado.
Tratamiento de la agresión de juego
Es mejor manejar la agresión de juego en las primeras etapas mediante el establecimiento de oportunidades de juego adecuadas y periódicas. En ningún momento se debe permitir que los dueños de la mascota jueguen con esta de manera agresiva. Esto significa que deben evitarse comportamientos de lucha, juegos usando partes del cuerpo humano y las bromas. Se le deben proporcionar al gato juguetes que se mueven, que revolotean, rebotan y estimulan comportamientos de persecución, acoso, ataque repentino, agarrar y golpear con fuerza. Se debe tener cuidado al elegir los juguetes que deben ser lo suficientemente pequeños para ser movido fácilmente, pero lo suficientemente grandes para que no puedan ser ingeridos. Se deben evitar cuerdas e hilos debido a la posibilidad de ingestión de cuerpos extraños. El tiempo de juego periódico debe ser parte de la rutina diaria y debe ser instituido por el propietario. En los casos en que el problema es más grave, se podrían necesitar otras medidas para tratar la agresión de juego. Puede ser necesario que el propietario use un estímulo severo para interrumpir las señales tempranas de la conducta agresiva [5]. Los primeros signos de agresión incluirían posición en cuclillas, movimientos rápidos de la cola y empezar a acechar. A la aparición inicial de estos signos, el propietario podría administrar un estímulo perturbador tal como lanzar agua con una pistola de agua, un dispositivo de alarma audible o liberación de aire comprimido de una lata utilizada para limpiar equipo fotográfico [12].
Se deben evitar estrictamente las reprimendas físicas duras ya que estas pueden intensificar la conducta agresiva, causando miedo y una agresión defensiva. Finalmente, este puede ser un problema de comportamiento donde la adición de otra mascota podría ser útil. La adopción de otro gato de la misma edad y temperamento puede servir para reorientar el comportamiento lúdico hacia un participante más dispuesto. El juego depredador puede persistir aún, sin embargo, puede ser necesario abordar el uso de juguetes apropiados.
Agresión motivada por miedo a personas u otros gatos
Las reacciones de miedo ocurren cuando el gato es expuesto a estímulos que le dan miedo y de los cuales no puede escapar. Esto puede ocurrir con un gato que ha tenido una exposición limitada a las cosas nuevas y novedosas o que no fue bien socializado siendo gatito. Los comportamientos basados en el miedo pueden ocurrir incluso hacia las personas o los gatos junto con los que ha vivido durante algún tiempo. No sólo la circunstancia, sino también la variación individual en el temperamento y el nivel de reactividad pueden dictar la intensidad de la respuesta de miedo. A menudo la agresión por miedo se conoce como agresión defensiva [12]. Cuando un gato se comporta defensivamente, se agachará, las orejas estarán pegadas a la cabeza, y puede sisear, escupir y poner el pelo hirsuto [10]. Los estímulos externos pueden ser la causa de una respuesta de miedo [6]. El gato se torna excitado en forma agresiva por un estímulo externo y si un ser humano u otro gato se le acercan este puede responder agresivamente. El gato puede entonces ser condicionado y asociar a esa persona o al otro gato con terribles acontecimientos. Los gatos también pueden llegar a ser temerosos de la gente a través del uso inadecuado de amenazas y / o castigos. Las respuestas de miedo pueden ser muy discretas, es decir, hacia una sola persona o una situación o bien ser generalizadas a todas las personas o cada vez que ve al otro gato. En otras ocasiones, la agresión puede no estar basada en el miedo, sino más bien ser redirigida. La agresión redirigida se produce cuando un gato que ya está excitado agresivamente, es interrumpido o tiene alguna interacción, este redirige su comportamiento agresivo hacia la persona o el animal que lo interrumpió [10]. Por lo general, los estímulos que evocan episodios agresivos redirigidos pueden identificarse y evitarse y los episodios son poco frecuentes.
Pronóstico
El pronóstico en la agresión basada en el miedo es variable. Cuando el comportamiento es de corta duración, el estímulo provocador es muy discreto, predecible y la exposición es controlable, el pronóstico mejora. Si el miedo está siempre presente, se ha generalizado a varias situaciones o personas, es un estímulo que es difícil de controlar o limitar a su exposición, entonces el pronóstico será más reservado. Si el problema es la agresión entre los gatos domésticos, habrá que evaluar la duración del problema y la gravedad de la agresión hasta la fecha para dar un pronóstico. Por último, si la agresión se ha traducido en una lesión grave para las personas o los gatos el pronóstico también es reservado.
Tratamiento
Cuando un gato está excitado agresivamente, la primera cosa que hay que hacer es aislar al gato para que pueda calmarse y para que las personas y otros animales no estén en riesgo de más ataques agresivos. El manejo de un gato excitado agresivamente puede ser peligroso por lo tanto se debe tener cuidado. A veces un gato agresivo se calmará si se deja caer una manta sobre este permitiendo al propietario tomarlo y ponerlo en una habitación a oscura. En otras ocasiones, un gato agresivo atacará a las personas o animales que se le acerquen. En ese caso, el gato debe ser dejado solo o "conducido" hacia una habitación aislada. En algunos casos, pueden ser necesarias varias horas o días para que el gato se calme. Una vez que el gato está calmado, el tratamiento se basa en contra-condicionamiento y desensibilización a los estímulos que producen miedo. Si el comportamiento temeroso es dirigido hacia una persona, se puede ofrecer un plato de comida deliciosa al gato y la persona que le causa el miedo, se sienta a cierta distancia, mientras que el gato come [6]. Poco a poco, con el tiempo, la persona intenta acercarse mientras el gato sigue comiendo y no siente agresión ni ansiedad. La agresión entre los gatos del hogar se trata de la misma manera, pero con ciertas limitaciones en el tratamiento. En primer lugar, si los gatos se vuelven agresivos cuando se ven los unos a los otros, entonces deben permanecer separados a excepto durante las sesiones de tratamiento. A continuación, los gatos se reúnen varias veces al día y se les ofrecen golosinas deliciosas [6,10,12]. La distancia entre los gatos debe ser lo suficientemente lejos de modo que ningún gato muestre agresión o ansiedad. Para facilitar el control del propietario, los gatos deberían llevar arneses y correas y mantenerse atados. Finalmente, durante varios días y semanas los platos de comida pueden irse acercando. El componente importante del tratamiento es el que cada gato sienta la presencia del otro gato sin signos de agresión o ansiedad. Si ninguno de los dos gatos quiere comer, entonces es posible que los platos de comida estén demasiado cerca y deben ser separados. En algunos casos, los gatos no pueden estar en la misma habitación sin agresión, en cuyo caso la presentación tendrá que hacerse a través una puerta cerrada. Cada gato se alimenta en lados opuestos de la puerta mientras que los propietarios observan por cualquier signo de agresión. También puede ser necesario variar gato que está en el área de aislamiento y cual está fuera, para facilitar las introducciones. A medida que avanza el tratamiento, se les permite a los gatos verse, abriendo ligeramente la puerta. En otros casos, el uso de un mosquitero o una red en la puerta puede permitir que los gatos decidan cual debe ser la distancia entre ellos y permitirles una re-aclimatación gradual entre sí [11]. En otras ocasiones, las presentaciones usando portadores para gatos o jaulas, pueden ser una opción de tratamiento. El gato con menos miedo se pone en una jaula y se usa comida para tratar de conseguir que el gato con más miedo este en la misma ubicación que el otro gato. Es posible que el gato miedoso tenga que comer fuera de la habitación al principio y poco a poco puede aventurarse más cerca [11]. Los propietarios deben ser advertidos de que los programas de desensibilización son lentos y cuando se apresuran esto puede aumentar en lugar de disminuir las conductas temerosas. En algunos casos, la reacción de miedo puede ser tan grave que los intentos de desensibilización no tienen éxito. Estos casos pueden necesitar la adición de medicamentos psicotrópicos para disminuir la respuesta de miedo [3,15]. Se debe tener cuidado al usar medicamentos contra la ansiedad por la posibilidad de desinhibición y el empeoramiento de la agresión [6]. Lindell y col., [9] no encontraron que el uso de medicamentos ya fuera en la víctima o en el agresor, resultara en un mayor número de curaciones, en comparación con los casos en que no se utilizó el tratamiento.
Agresión territorial hacia personas y otros gatos
Los enfrentamientos entre gatos pueden ocurrir a causa del territorio y / o de la condición social. Los gatos pueden pelear cuando un gato residente alcanza la madurez social, lo cual se produce entre 1 - 2 años de edad, o cuando un gato envejecido sale de la casa o pierde la capacidad de controlar a los otros gatos. Los gatos tienen interacciones sociales y una estructura social. Sin embargo, no se basa en las mismas amenazas y sistema de deferencia como en los perros. Las amenazas entre gatos pueden ser más encubiertas, tales como el bloquear el acceso a ciertos lugares, fijar la mirada o sustituyendo. Persecuciones y amenazas agresivas y abiertas tales como gruñidos, siseo y mordidas son posibles [6]. Los gatos muestran sumisión agachándose, girando las orejas hacia abajo y evitando [6]. A menudo, los gatos no comparten el espacio por igual; agregar gatos adicionales al hogar puede resultar en que algunos gatos no tienen acceso a los recipientes de comida, lugares de descanso y cajas sanitarias de arena, si la colocación de estos recursos está limitada o es restringida. Otra hipótesis es que los gatos pelean para aumentar la distancia individual entre ellos mismos, y no se trata de territorio [7]. En las controversias territoriales, un gato (el agresor) suele perseguir al otro (la víctima). Estas persecuciones a menudo van acompañadas de vocalizaciones tales como siseos, gruñidos y maullidos. Esto puede resultar en un gato que vive en una zona de acceso restringido para mantenerlo lejos del agresor. Cuando la agresión territorial es severa, puede ser necesario separar a los gatos en todo momento para evitar lesiones o debe procurarse una vivienda alternativa para algunos de los gatos en el hogar. La terapia farmacológica sola raramente es curativa y en muchos casos, el pronóstico de la agresión territorial severa es pobre [1].
En la agresión por condición social, puede haber sólo peleas ocasionales si el acceso a las cajas sanitarias de arena, lugares de descanso y comederos es adecuado. Algunos estudios indican que los gatos no comparten el espacio por igual y que dentro de un grupo de gatos, algunos individuos parecen ser dominante [16]. Este comportamiento fue más evidente en el uso y el acceso a ciertos recursos. Por lo tanto, la forma en que esos recursos se colocan en el hogar puede ser importante en el tratamiento y la prevención de la agresión por condición territorial o social. Los gatos pueden mostrar lo que parecen ser respuestas territoriales a las visitas en el hogar con o sin que el propietario esté presente. El gato agresivo puede acechar y atacar a gente nueva o extraños en la casa y estos ataques pueden ser perjudiciales y severos.
Pronóstico
El pronóstico depende de la agresión a la fecha y la capacidad de controlar el medio ambiente de manera que todos los individuos pueden acceder a los recursos que necesitan. Si la agresión se dirige hacia los seres humanos, la capacidad de predecir y evitar los encuentros agresivos ayudará a determinar el pronóstico.
Tratamiento
El tratamiento se enfoca en evitar los encuentros agresivos, en la reintroducción de los gatos como se mencionó anteriormente y la creación de varias "áreas centrales" de alimentos, agua y cajas sanitarias. Esto puede permitir que cada gato tenga su propio espacio y que mantenga las interacciones y encuentros agresivos al mínimo. El frotar a cada gato con una toalla y cambiarla entre ellos puede ayudar a crear un perfil de olor familiar y reaclimatar a los gatos entre sí. Si la agresión se dirige a las visitas o extraños, puede ser necesario confinar y separar al gato en lo que se implementa el contra-condicionamiento y la desensibilización.
Agresión a las caricias
Este tipo de agresión es muy angustiante para los dueños de mascotas, pero no se entiende bien. A menudo, un gato tolerará interacción física durante un período de tiempo y luego puede morder o arañar la persona y marcharse. No está claro si se trata de una manifestación de algún tipo de conflicto de dominancia social o un cambio de disfrutar el encuentro a encontrarlo desagradable [6].
Aunque a menudo los propietarios indican que la agresión es impredecible, con preguntas detalladas se sabe que el gato señalará mediante cambios en la posición de las orejas, el tamaño pupilar, los movimientos de la cola o incluso gruñendo un cambio en el "estado de ánimo".
Pronóstico
En general, el pronóstico para este tipo de agresión puede ser bueno para evitar el problema, pero no para cambiar al gato en un animal que tolera largos períodos de manipulaciones físicas.
Tratamiento
El tratamiento es doble. En primer lugar, el propietario tiene que aprender a anticipar el cambio en el comportamiento agresivo y, o bien dejar de acariciar al gato o ponerse de pie y dejar que el gato salte al suelo. Para hacer esto, el propietario debe estar alerta y aprender a identificar los signos inminentes de agresión y poner fin a todas las interacciones desde la primera indicación. En segundo lugar, el propietario puede intentar enseñar al gato a tolerar mayores cantidades de interacción asociándolas con algo agradable. Se le instruye al propietario que acaricie al gato por la cantidad de tiempo predeterminado que no provoca la respuesta inapropiada. Si el gato se queda tranquilo (como lo demuestra la postura corporal, las expresiones faciales y la postura de las orejas), el gato se ve recompensado con un premio comestible. Una vez que el gato lo hace bien en ese nivel, el propietario intenta aumentar las interacciones y recompensar el comportamiento tranquilo con comida para que el gato aprenda a tolerar el aumento de las caricias. Inherente a este enfoque es el aprender qué tipo de caricias disfruta más el gato. Para algunos, esto puede ser justo rascarle alrededor de la cabeza y el cuello en lugar de acariciarlo por todo el cuerpo.
Intervención farmacológica
En algunos casos, la adición de los fármacos psicotrópicos puede ser útil en la resolución de la agresión. Los fármacos que actualmente se están utilizando no están aprobados para su uso en gatos y por lo tanto son de "uso fuera de las indicaciones prescritas". Antes de usar estos fármacos, los animales deben someterse a exámenes físicos, pruebas de laboratorio de la función hepática y renal y, en algunos casos, electrocardiogramas. Se aconseja obtener formularios de consentimiento y autorización firmados. Los propietarios deben ser informados de los posibles efectos secundarios y deben planear estar en casa para monitorear a su mascota durante los primeros 1-2 días de tratamiento. Se han utilizado varias clases de fármacos para tratar la agresión en los gatos. En el pasado, las benzodiacepinas especialmente Valium® (1 - 2 mg cada 12 horas) había demostrado ser útil en la agresión, pero se debe tener cuidado y observar posibles reacciones hepatotóxicas [17]. Además, gatos tratados con benzodiacepinas pueden desinhibirse y aumentar la agresión. Recientemente han surgido informes de reacciones hepatotóxicas y este fármaco debe utilizarse con extrema precaución [18]. La amitriptilina HCl (Elavil®), un antidepresivo tricíclico, también se ha utilizado en la agresión en los gatos. La amitriptilina es un inhibidor de la recaptación de serotonina y también inhibe la recaptación de la norepinefrina. Además tiene acciones anti-histamínicas y también puede interferir con los medicamentos para la tiroides. El medicamento debe administrarse diariamente para ser eficaz y puede tardar 2-4 semanas para facilitar un cambio en el comportamiento. Los efectos secundarios comunes incluyen taquicardia, retención urinaria, sedación, problemas estomacales, midriasis y resequedad en la boca. Debido a los posibles aumentos en la frecuencia cardíaca, se debe tener precaución en pacientes con enfermedad cardiaca y puede ser prudente hacer un electrocardiograma antes de su uso. La dosificación común es 0,5 a 2,0 mg / kg PO cada 12 - 24 horas [15]. Recientemente, algunos veterinario de comportamiento han utilizado inhibidores de la recaptación selectiva de serotonina, tales como fluoxetina (Prozac®) y paroxetina (Paxil®) para el tratamiento de la agresión en los gatos. El fármaco se utiliza generalmente durante 6-12 semanas, y si los comportamientos han cambiado, el animal es destetado del medicamento disminuyendo la dosis un 25% por semana mientras que se observa si hay un retorno de los indicadores agresivos tales como gruñidos, siseos o persecución.
Los comportamientos agresivos en los gatos no sólo son peligrosos para los seres humanos y otros gatos, ponen en peligro el vínculo entre el animal y el humano. Poniendo atención en tomar historias clínicas completas, el uso de técnicas de comportamiento adecuadas y la evaluación de riesgos y peligro, los veterinarios pueden ayudar a los dueños de gatos a vivir de forma segura con sus mascotas.
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1. Marder AR. Diagnosing and treating aggression problems in cats. Vet Med 1993; 736-742.
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Affiliation of the authors at the time of publication
Veterinary Behavior Consultations, St. Louis, Missouri, USA.
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