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Conductas compulsivas en animales de compañia
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Introducción
La experiencia nos ha mostrado que perros y gatos sanos, así como otras especies, mantenidas en cautiverio pueden desarrollar conductas anormales. Estas conductas se caracterizan como anormales porque están llevadas a cabo fuera de contexto, son exageradas y están dirigidas hacia estímulos no naturales u objetos y son seguidamente repetidas de una manera constante. Como ejemplo se enlista la Tabla 1.
Tabla 1. Ejemplos de conductas compulsiva | |
Locomoción | Dar vueltas en círculo, persecución de la cola, movimientos de un lado a otro, perseguir reflejos de luz, inmovilidad, alejamientos repentinos, agitación repentina, temblores de la piel (síndrome de hiperestesia felina) |
Oral | Morderse las piernas o patas, autolamido (granuloma por lamido, dermatitis psicogénica), lamido de aire o de nariz, chupado de los flancos, rascado, masticar o lamer objetos, polifagia, polidipsia, depravación del apetito (comer arcilla, yeso, etc...), masticar ropa y conducta de morder moscas |
Agresión | Agresión autodirigida (p.e. gruñido a su porción caudal), atacar su cola, atacar el plato de comida, atacar objetos inanimados. Agresión impredecible hacia personas? |
Vocalización | Ladridos rítmicos, maullidos o aullidos persistentes |
Alucinación | Evitar objetos imaginarios, mirada fija hacia sombras y conductas de alarma |
En los animales de compañía, tales conductas han sido consideradas por muchos como ataques y expresiones de defectos neurológicos tales como la hidrocefalea. En otras especies estas conductas, particularmente las estereotipadas, han sido siempre consideradas como conductas de conflicto inducidas por el confinamiento y han sido vinculadas a prácticas específicas relacionadas con la zootécnia [1]. Un avance importante en el entendimiento de estas conductas anormales en animales de compañía llegó cuando se marcó un paralelo entre ellas y las conductas estereotipadas del ganado y de animales de zoológico [2]. Otro avance importante fue el reconocimiento de que esas conductas comparten similitudes con desordenes obsesivos compulsivos en humanos [3]. El reconocimiento de estos hechos permitió el desarrollo de hipótesis de trabajo sobre el origen, desarrollo y neurofisiología de estas conductas.
Nuestro grupo (Facultad de Veterinaria de Ontario y ahora la Universidad Purdue) ha elegido llamar a estas conductas "compulsivas" en lugar de usar el término humano "obsesivas compulsivas" [4], debido a que hasta ahora no sabemos que tan extensas sean las similitudes entre la condición de los cánidos y la humana.
Aunque se ha comenzado a validar el diagnóstico de los desórdenes compulsivos [5], se necesita mucho más trabajo. Como una definición de trabajo de un desorden compulsivo (DC), Hewson y Luescher [4] propusieron:
"Son las conductas que aparecen comúnmente por un conflicto y son subsecuentemente mostradas fuera del contexto original. Las conductas pueden compartir una fisiología patológica similar (por ejemplo, cambios en los sistemas de serotonina, dopamina y beta-endorfina). Las conductas compulsivas se observan como anormales porque son llevadas a cabo fuera de un contexto normal y son repetitivas, exageradas o sostenidas".
Causas de los desordenes compulsivos
Las conductas compulsivas son consideradas como expresiones de estrés, frustración o de conflicto [2]. La frustración se refiere a la situación en la que un animal es motivado a ejecutar una conducta pero prevenido de hacerla. El término de conflicto puede ser usado como un término general que incluye frustración, o puede referirse específicamente a un conflicto motivacional, por ejemplo: el conflicto que resulta de dos motivaciones fuertes de la misma intensidad y opuestas (tales como la aproximación y el retiro). Varias formas de conductas de conflicto son causadas por frustración y han sido estudiadas en una gran variedad de especies [6]. La frustración y conflicto repetidos y prolongados pueden resultar en desordenes compulsivos.
De casos clínicos es muy obvio que algunas conductas compulsivas son más o menos específicas de algunas razas, algunas predisposiciones de razas para conductas compulsivas son listadas en la Tabla 2. Esta observación indica que puede haber factores genéticos que controlan el desarrollo de DC: Algunas razas pueden ser particularmente susceptibles al desarrollo de DC, otras pueden desarrollar una conducta compulsiva particular si el ambiente conduce al desarrollo de DC. Las lesiones físicas o las irritaciones, tales como las causadas por alergias parecen desencadenar DC en algunos casos. Se asume que el estrés asociado con una irritación o lesión puede contribuir al desarrollo de DC en un animal ya susceptible y que la irritación puede dirigir la conducta compulsiva hacia un sitio particular del cuerpo.
La teoría está soportada por casos en los cuales un perro comienza a lamer una lesión o una sutura, pero comienza también a lamer otras zonas del cuerpo causando granulomas por lamido en sitios no relacionados con la lesión.
La atención de los dueños puede reforzar las conductas compulsivas que ya existen o condicionar conductas de conflicto normal y extenderse hasta que parecen compulsivas. La ejecución de una conducta únicamente en la presencia del dueño sugiere ser una conducta condicionada. Las enfermedades que aumentan el estrés y/o la irritabilidad pueden contribuir a DC, del mismo modo que otros problemas conductuales estresantes (por ejemplo: un conflicto de dominancia o ansiedad por separación) o características del temperamento (por ejemplo: miedos).
Tabla 2. Predisposiciones aparentes por raza para conductas compulsivas | |
Doberman Pinscher | Chupado de los flancos |
Bullterrier Inglés | Spinning in tight circle Dar vueltas en círculos pequeños, apoyar la cabeza por debajo o entre objetos y quedarse inmóvil. |
Pastor Alemán | Persecución de la cola |
Schnauzer Miniatura | Husmeo de su región caudal |
Razas de perros grandes | Lamido persistente que causa granulomas |
Siamese o Burmese | Lamido o ingestión de pelo |
Fisiología patológica de los desordenes compulsivos
La fisiología patológica de los DC no está bien entendida. Muchas evidencias resultan de las consecuencias de drogas sobre la ejecución de las conductas compulsivas. Altas dosis de drogas dopaminérgicas tales como la anfetamina o la apomorfina, son efectivas induciendo conductas estereotipadas en animales, mientras los antagonistas de dopamina como el haloperidol resultan en la supresión de las conductas estereotipadas que ocurren espontáneamente [7].
Las beta-endorfinas han sido implicadas en la producción de estereotipias debido a que los bloqueadores de receptores de beta-endorfinas pueden ser efectivos para reducirlas. Sin embargo, el concepto de que la ejecución de conductas estereotipadas es recompensado por la liberación de endorfinas ya no es apoyado: Por ejemplo, una conducta en caballos estereotipada como lo es la succión de aire mientras se muerde una barra horizontal (comúnmente las que forman el corral) no resultó en un incremento de los niveles de endorfinas en sangre, así mismo, la sensibilidad al dolor estuvo incrementada comparada con el momento en que el animal no ejecutaba dicha conducta [8]. Además se ha sugerido que las beta-endorfinas pueden jugar un papel significativo en etapas iniciales del desarrollo de conductas estereotipadas [7].
Debido a las similitudes de los desordenes obsesivos compulsivos en animales y humanos, las drogas que inhiben la recaptura de serotonina han sido usadas para tratar perros con DC [3]. La efectividad de tales drogas implica que la serotonina está involucrada en los desordenes compulsivos de animales. Se han presentado evidencias directas de la implicación de la serotonina [9], sin embargo el papel de la serotonina en el DC no está bien entendido [10].
El desarrollo de la conducta compulsiva
Parece ser que muchos casos clínicos diagnosticados como desordenes compulsivos pueden seguir un patrón de desarrollo como se ha sugerido en la definición de trabajo arriba mencionada, pero en otras puede ser que no. La definición implica que las conductas compulsivas son primero mostradas en una situación de conflicto (aguda o normal), pero frente a un conflicto repetido o prolongado pueden ser mostradas en algún otro contexto que cause altos niveles de agitación. Aunque es necesario analizar más casos para establecer un postulado definitivo, parece ser que este concepto de desarrollo implica a las conductas compulsivas de locomoción.
En el caso de las conductas orales autodirigidas parecen ser ejecutadas un día sin un conflicto inicial identificable y son ejecutadas constantemente en contextos con poca estimulación fuera de lugar, por ejemplo: cuando el animal parece estar tranquilo (aunque su nivel de agitación puede ser alto). Esto continuamente da la impresión como si el perro tuviera que ejecutar una conducta compulsiva oral para lograr calmarse. Hay entonces algunas evidencias de que DC no es una condición homogénea y que pueden haber dos o más clases de conductas compulsivas.
Más evidencia llega de estudios neurofisiológicos, los cuales sugieren que las conductas estereotipadas orales y de locomoción pueden ser controladas por diferentes sistemas cerebrales [11]. Pareciera además que todas las conductas compulsivas están relacionadas con la motivación que resulta de un conflicto o del estrés y clínicamente no parece haber una diferencia en la respuesta al tratamiento entre los desordenes compulsivos locomotores y orales. En una prueba clínica que incluía a 51 perros con DC, el tipo de conducta mostrada no afectó la respuesta de tratamiento con clomipramina [12].
Diagnóstico
No hay una manera estándar ideal para el diagnóstico de DC. El diagnóstico se basa en la observación de la conducta, datos históricos y exclusión del condiciones médicas.
El diagnóstico de DC está primeramente basado en una historia detallada. Esto tiene que incluir información sobre el desarrollo del problema, la historia de la vida del animal, una descripción de los contextos en los cuales la conducta fue mostrada inicialmente y aquellas en las que es mostrada ahora. La descripción de incidentes debe incluir hora del día y lugar, otros individuos que estuvieron presentes, el comportamiento de ellos antes de que la conducta compulsiva fuera ejecutada, una descripción de la conducta en sí misma, la reacción del dueño hacia la conducta y las acciones del animal después de terminar la conducta compulsiva. También deben ser anotados la facilitad o dificultad con la que el animal puede ser distraído y los tratamientos intentados previamente.
Las conductas compulsivas son siempre ejecutadas fuera de un contexto natural, usualmente en diferentes contextos, son excesivas y son continuamente dirigidas hacia blancos inusuales y frecuentemente repetitivas o sostenidas. El animal está completamente consciente mientras ejecuta la conducta, así como de lo que sucede a su alrededor. La conducta puede ser usualmente interrumpida (aunque algunas veces se necesita un estímulo muy fuerte), el animal no muestra una fase pos-ictal, características de convulsiones. La ejecución de la conducta no depende de la presencia del dueño. Las conductas compulsivas locomotoras y la conducta de morder moscas son típicamente iniciadas en una situación de conflicto específica y más tarde van incrementando en situaciones en las que el animal está agitado. Las conductas compulsivas orales autodirigidas son probablemente mostradas en situaciones con poca estimulación externa.
La revisión médica básica incluye examen neurológico y físico, biometría hemática, un perfil químico y un urianálisis. El diagnóstico diferencial debe considerar conductas de conflicto agudo, las cuales son normalmente mostradas por animales en situaciones de conflicto o frustración. Otras fuera de regla son las conductas condicionadas "operantes", por ejemplo: una conducta que fue ejecutada una vez, posiblemente en una situación de conflicto y persistió debido a una forma de reforzamiento (usualmente la atención del dueño). Algunos desordenes neurológicos pueden causar conductas repetitivas tales como dar vueltas en círculo, condiciones de la piel que podrían resultar en un lamido excesivo y persistente, etc. Algunas enfermedades sistémicas e hiperquinesis deben también ser consideradas [4].
Tratamiento
El tratamiento consiste en una modificación de la conducta, del ambiente y usualmente intervención farmacológica. A continuación se enlistan los tratamientos en orden de implementación. Los pasos se resumen en la Tabla 3.
- Si es posible la causa del problema debe ser identificada y eliminada . En algunos casos particulares y en casos de conducta oral autodirigida, una causa ambiental es difícil de identificar, en otros casos una causa incitante puede ser identificada pero no eliminada, por ejemplo algunos casos pueden comenzar como ansiedad por separación y convertirse en desordenes compulsivos. La causa no puede ser removida: el dueño necesita continuar trabajando. En tales casos puede ser posible desensibilizar al animal a la situación estresante (por ejemplo: tratar la ansiedad por separación. La técnica de "salida planeada" a veces usada para este proceso de desensibilización).
- Los estresores pueden ser adictivos y una vez que una conducta compulsiva es estabilizada, el estrés del ambiente puede servir para perpetuarla. Por lo tanto está indicado tratar de reducir el estrés ambiental tanto como sea posible. La situación más estresante para un animal es aquella sobre la cual el mismo animal no tiene control y en la que no puede predecir que es lo que va a pasar. Las interacciones poco frecuentes entre dueño y animal son usualmente inconsistentes y aumentan el estrés. Estas deben ser evitadas y reemplazadas con interacciones altamente estructuradas en forma de comando-respuesta-recompensa. Las sesiones de obediencia formal se prestan para tal interacción consistente en perros y también es probable que proporcionen una conducta del dueño más consistente hacia la mascota a largo plazo. En gatos recomendamos tiempo calidad regular a una hora del día que siempre pueda ser proveída. A los dueños se les sugiere jugar con el gato con juguetes (quizá incluso enseñarlos a ir por ellos y traerlos de regreso). Los castigos, como por ejemplo el regaño, aplicado frecuentemente por los dueños puede ser útil. Si al animal se le quiere hacer asociar el castigo con una conducta indeseable, este tendrá que ser aplicado inmediatamente después de la conducta indeseable en la intensidad correcta. Un castigo puede llegar a ser estresante cuando el dueño no lo aplica correctamente, o se vuelve impredecible. Por lo tanto, no debe ser usado en animales muy afectados. Proveer ejercicio suficiente a los perros en un horario regular, y una variedad grande de juguetes que sean cambiados pueden servir como una forma específica para disminuir la excitación y adicionar una estructura al día.
- En muchos casos, particularmente en aquellos que han durado por un largo tiempo, una terapia de fármacos puede ser necesaria. Por lo tanto, los antagonistas de la beta-endorfina tales como la naloxona, nalmefene y naltrexone han sido sugeridos como tratamientos. Los antagonistas de la beta-endorfina tienen un metabolismo muy rápido y una vida media corta, además muchos son efectivos únicamente de manera inyectable. Únicamente la naltrexona se encuentra disponible de manera oral, ya que en humanos su primer metabolito el 6-beta-naltrexol es un antagonista activo de la beta-endorfina. Sin embargo este metabolito no se forma en perros [13] y la supresión clínica de la conducta compulsiva es corta [14]. A pesar de que hay reportes que soportan su efectividad con 2.2 mg/kg oral, una o dos veces al día [15], su uso debe ser cuestionado. Una dosis para haloperidol no ha sido estandarizada en animales de compañía. Landsberg et al., [16] enlista 1 - 4 mg/perro dos veces al día vía oral. El autor lo ha usado únicamente en pocos casos en 1 - 2 mg/perro, invariablemente con efectos adversos. Como en el caso de los desordenes obsesivos compulsivos en humanos, la intervención farmacológica es más probable que sea dada con inhibidores de la recaptura de serotonina. En una prueba clínica que incluía 51 perros con una variedad de conductas compulsivas se usó el antidepresivo tricíclico clomipramina [12]. Se han hecho pruebas clínicas para clomipramina, fluoxetina y sertralina [17] en casos de dermatitis acral por lamido [17]. La paroxetina ha sido usada también clínicamente pero sus efectos no han sido evaluados. Fármacos recomendados, su dosificación, efectos secundarios y contraindicaciones son enlistadas en la Tabla 3. Nosotros usualmente damos el fármaco por tres semanas después de que aparenta tener un efecto y entonces disminuimos gradualmente dando 3/4 de dosis por una semana, 1/2 dosis por una semana, 1/4 por una semana, entonces descontinuamos el fármaco completamente. Si durante el proceso de disminución del fármaco la conducta reaparece, entonces la dosis es incrementada otra vez y mantenida al nivel efectivo antes de descontinuarlo. Es extremadamente importante disminuir la dosis de los bloqueadores de recaptura gradualmente. Durante el tratamiento con bloqueadores de la recaptura, los neurotransmisores se acumulan en las sinapsis; esto resulta, entre otras cosas en una "sobre-saturación" de los receptores. Una vez que la droga es descontinuada la cantidad del neurotransmisor en la sinapsis es súbitamente más baja, pero los receptores se mantienen sobre-saturados por algún tiempo. Esto puede resultar en un efecto de rebote, por ejemplo: la conducta compulsiva puede reaparecer con mayor intensidad que antes.
- En casos persistentes, o si el dueño se opone al uso de fármacos, un programa de contra-condicionamiento (más correctamente llamado de substitución de respuesta) puede ser implementado. Si esta opción es elegida el tratamiento debe ser dado con una gran consistencia para que pueda ser efectivo. Es muy importante que al animal nunca se le de oportunidad de ejecutar la conducta compulsiva. En perros, el paciente es inicialmente entrenado con reforzamiento positivo para ejecutar una conducta deseable que sea incompatible con la conducta aberrante (por ejemplo: que no pueda ser ejecutada al mismo tiempo que la conducta compulsiva). Un perro que lame su carpo podría ser entrenado a permanecer con su cabeza sobre el piso entre sus dos patas delanteras. Siempre que el perro no pueda se supervisado debe ser puesto en una situación donde no pueda ejecutar la conducta compulsiva (un collar tipo Isabelino es puesto alrededor del cuello). Si el perro puede ser supervisado de cerca, el collar (o el equipo para restringirlo que haya sido usado) puede ser retirado (nosotros recomendamos el uso de un "cordón umbilical", por ejemplo, el perro es puesto junto a una persona con una correa) cada vez que el perro muestre una inclinación a ejecutar la conducta compulsiva es distraído (si es necesario jalando de la correa conectada a un arnés en la cabeza). La orden para ejecutar la conducta alternativa también es dada en ese momento. Así el perro ejecuta la conducta deseada y entonces es recompensado. La recompensa puede ser poco a poco retrazada, así que el perro tendrá que permanecer en la posición solicitada por tiempos cada vez más largos antes de que la recompensa le sea dada. La distracción es muy importante. Si el perro no es distraído antes de que la orden le sea dada (por ejemplo: atención) el tratamiento puede agravar el problema a través del reforzamiento inadvertido de la conducta. En gatos nosotros recomendamos un programa similar. El gato es continuamente supervisado o puesto en una situación en la cual éste no podrá realizar la conducta. Cada vez que el gato está a punto de ejecutar la conducta compulsiva, es distraído y su atención es re-orientada al aventarle un juguete.
Tabla 3. Pasos a seguir en el tratamiento de un desorden compulsivo |
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Pronóstico
En la clínica de conducta de la Facultad de Veterinaria de Ontario, los tratamientos arriba mencionados dejaron satisfechos a dos tercios de los dueños. El tercio restante incluía a dueños difíciles de satisfacer, así como aquellos que eligieron no intentar tratamiento alguno. Un análisis de muchos casos reveló que el resultado final fue negativamente afectado por la duración del problema [18]. Por lo tanto es importante tratar los desordenes compulsivos tan pronto como sea posible.
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1. Wiepkema PR. Abnormal behaviours in farm animals: Ethological implications. Neth J Zool 1985; 35:279-299.
About
How to reference this publication (Harvard system)?
Affiliation of the authors at the time of publication
Department of Veterinary Clinical Sciences, Purdue University, West Lafayette, Indiana, USA.
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