¿Podemos Curar la Diabetes Mellitus en Gatos?

Puntos claves de la presentación:

La diabetes mellitus es una enfermedad que requiere para su tratamiento un esfuerzo conjunto del veterinario y el propietario. Es una enfermedad complicada ya que hay muchos factores que afectan la respuesta al tratamiento, con lo que muchas veces el manejo de la diabetes es complicado. Para tener éxito con esta enfermedad es necesario entender las evidencias científicas publicadas hasta ahora y tomar decisiones clínicas adecuadas para cada gato.

Los signos clínicos clásicos de la diabetes mellitus en gatos son poliuria, polidipsia y pérdida de peso.

La glucosuria ocurre cuando la concentración de glucosa en sangre excede la capacidad del túbulo proximal para reabsorber glucosa del filtrado glomerular (250-290 mg/dl).

El diagnóstico precoz se basa en la concentración de glucosa en ayuno en sangre de ≥180 mg/dl.

No se debe confiar en la fructosamina para diferenciar la hiperglucemia por estrés de la diabetes mellitus, pero valores de fructosamina superiores a 400 μmol/l son altamente sospechosos de diabetes en gatos con signos clínicos compatibles.

El diagnóstico de la diabetes mellitus en gatos debe basarse en las concentraciones seriadas de glucosa en sangre y, si están presentes, en la glucosuria, incremento de la fructosamina y signos clínicos consistentes.

Los principales objetivos del tratamiento son eliminar los signos clínicos y garantizar una buena calidad de vida tanto del gato como del propietario.

Una participación muy activa del propietario en el tratamiento del gato diabético es fundamental: considere el uso de tecnología moderna como algunas Apps, aunque siempre priorizar la facilidad y calidad de vida de propietarios y gatos.

Los clínicos veterinarios deben individualizar los protocolos de tratamiento y seguimiento para adaptarse a las necesidades de cada combinación de gato y propietario.

El tratamiento más eficaz para lograr un excelente control glucémico es la insulina, con varios tipos disponibles para su uso en gatos: insulina de acción intermedia como Caninsulin® (U40), insulina protamina de zinc como ProZinc® (U40) e insulina de acción más prolongada como glargina (Lantus® U100) o detemir (Levemir® U100)

La insulina (preferiblemente una preparación de acción más prolongada) y una dieta baja en carbohidratos y alta en proteínas son los pilares del tratamiento.

Con lo que en gatos que son diagnosticados de diabetes mellitus, utilizar una dieta baja en carbohidratos con insulina glargina 100 U/ml (Lantus®) y buscar un estrecho margen de glicemia (60-160 mg/dL), se asocia con un índice de remisión superior al 78% frente a 14% que se obtiene con el cambio de dosis de insulina en función de los signos clínicos.

Sin embargo, el objetivo es mantener una condición corporal ideal/adecuada y por tanto, valorar el uso de dietas con bajo contenido de hidratos de carbono (teniendo en cuenta la densidad calórica para no producir sobrepeso) y focalizarse, en gatos obesos, en la reducción de peso antes que en el contenido en carbohidratos.

En algunos gatos la insulina glargina 300 U/ml (Toujeo®) tiene mayor duración de acción con menor riesgo de hipoglicemia en comparación con la insulina glargina (U100) en personas.

La insulina glargina 300 U/ml se ha evaluado en gatos sanos, teniendo una acción mas constante y estable en duración y acción, y se ha demostrado que es segura y eficaz en gatos diabéticos.

Lograr un buen control glucémico en las primeras etapas del curso de la enfermedad aumentará las posibilidades de remisión.

Un control de la glucosa exhaustivo, reducción de los carbohidratos dietéticos y eliminación de las causas de insulina-resistencia (perder peso, detener el tratamiento con glucocorticoides y/o tratar las enfermedades concomitantes) cuanto antes posible, puede aumentar las posibilidades de remisión diabética en los gatos.

No obstante, la remisión es más probable en gatos con signos clínicos leves o estadios más iniciales de la diabetes, es decir, con hiperglicemia leve, sin hiperlipidemia y con una corta duración de la enfermedad.