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Alimentación clínica
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3. Alimentación clínica
La consulta del perro obeso requiere tiempo del veterinario. Se trata de respetar las distintas etapas descritas a continuación y, sobre todo, de convencer al propietario. Es inútil realizar una consulta de este tipo si los propietarios no lo desean o si se dispone de poco tiempo. Se necesitan al menos 30 minutos.
Aproximación al propietario
La mayoría de los propietarios de perros obesos no acuden a la consulta espontáneamente para solucionar el problema de sobrepeso. Al contrario, generalmente son incapaces de evaluar el estado de sobrepeso de su animal (Singh y coll., 2002). Lo que significa que es el facultativo quien debe plantear el problema, convencer a los propietarios de la gravedad del caso y motivarles para que inicien un régimen. Los propietarios deben ser advertidos de que el régimen no será sencillo y que necesitará un largo periodo de tiempo.
Se consideran dos tipos de enfoque comunicativos: los mensajes positivos, que consisten en explicar todas las ventajas del adelgazamiento para la salud del perro (perro más alerta…), o los mensajes negativos, en los que se explican todos los efectos negativos de la obesidad y sus enfermedades asociadas. Se recomienda adaptarse al propietario del animal. No siempre es necesario desarrollar un gran número de argumentos para resultar convincente. Hay que elegir los argumentos que puedan importar más al propietario, como la longevidad, la calidad de vida o la responsabilidad con respecto a la salud de su animal. Es especialmente necesario desarrollar argumentos precisos directamente relacionados con los problemas que presenta su animal, y enfocados a mejorar o eliminar la enfermedad que motivó la visita del propietario. El propietario percibirá que el problema se está tomando en serio si el veterinario o el personal de la clínica estén disponibles durante todo el régimen.
Motivar para cambiar (G. Muller)
Malarewicz escribió: "toda solicitud de cambio viene acompañada de una solicitud de no cambio…" (Malarewicz & Reynaud, 1996).
En nuestro caso podría decirse: "me gustaría que mi perro perdiera peso pero no quiero cambiar su comida" o "mi perro esta demasiado gordo pero me encanta darle golosinas y ver el placer con el que se las come".
Todos los facultativos saben que el simple hecho de prescribir una dieta no es suficiente para que el perro adelgace. La dificultad estriba en motivar al propietario para mantener el régimen y ayudarle a mantenerse constante cuando su perro pida golosinas.
Prochaska y Diclementé (1984)han creado un modelo de motivación para cambiar dividido en varias etapas. Este modelo puede resultar muy útil para realizar nuestra prescripción (Figura 11).
- La primera etapa viene marcada por la ausencia de concienciación
En esta etapa precontemplativa el clínico debe mostrar los hechos: "su perro tiene exceso de peso porque…", "el peso de su perro ha aumentado desde la última visita". Esta etapa se prolonga hasta que el propietario sea capaz de reconocer que su perro está demasiado gordo. - La segunda fase es la fase contemplativa.
El propietario se ha dado cuenta del hecho y el facultativo debe invitarle a pensar en cambiar y en los motivos para efectuar los cambios. Hay que ayudar al propietario a no volver a la etapa anterior. Hay que mostrarle que la situación no es normal y que es necesario cambiar. - En la tercera etapa se produce la concienciación del problema y la necesidad de cambio.
Hay que enseñar al propietario cómo se puede lograr el cambio. Por supuesto, como anteriormente, es importante estar atentos para que no haya un retroceso. En efecto, el beneficio del régimen siempre está en el futuro, mientras que el placer de la golosina es inmediato. - La cuarta etapa es la del cambio.
Hay que apoyar al propietario permanentemente y no hay que hacerle reproches si los resultados tardan en aparecer. Es un periodo difícil y hay que resaltar la importancia de los resultados.
Bulldog inglés. Una conversación con el propietario será suficiente para identificar las malas costumbres alimentarias del perro. (© Diez)
El racionamiento en la práctica
Anamnesis e historial alimentario
La conversación debe tratar sobre varios puntos generales, entre ellos el ambiente del perro y específicamente su modo de alimentación. Incluso si no siempre es posible calcular la ingesta energética del animal obeso, una conversación con el propietario permite obtener información directa e indirecta y proponer soluciones para evitar los posibles riesgos. Los siguientes datos pueden resultar útiles:
- alimento habitual: marca, tipo de producto, valor energético
- cantidad diaria,
- método de alimentación: ad libitum frente a cantidad limitada,
- identificación de la persona que alimenta al perro y de otros participantes,
- suministro de golosinas, de restos de la comida…
- número de animales que hay en la casa y el posible acceso del animal obeso a los alimentos.
En los animales extremadamente obesos, hay que asegurarse de que las cantidades de energía suministradas por la dieta sean inferiores a las que el perro consume normalmente. En un grado de obesidad extrema, los gastos energéticos pueden ser muy pequeños.
Examen clínico y determinación de la pérdida de peso
El examen clínico, seguido eventualmente de otros exámenes complementarios, tiene la finalidad de confirmar que la obesidad no es secundaria a una enfermedad endocrina. Es necesaria la determinación o cálculo del peso ideal para fijar la meta que el propietario debe alcanzar y para determinar mejor la asignación energética (Tabla 11). En base a estos datos puede calcularse la duración del régimen. Estos parámetros pueden parecer bastante técnicos en el marco de una consulta general pero no hay que perder de vista que el interlocutor es el propietario del animal y que los mensajes claros basados en los datos ("Su perro debe perder X kg en Y meses") son más convincentes que un enfoque vago ("Su perro está demasiado gordo; vamos a ponerle a régimen").
Elección del alimento
Los alimentos comerciales destinados a tratar la obesidad de los carnívoros domésticos deben presentar una densidad energética baja. Esto es, además, una exigencia legal (Diez y coll., 1995), aunque bastante vaga. Se han presentado anteriormente los distintos tipos de alimentos hipocalóricos. Sea cual sea el tipo de producto elegido debe ser completo, equilibrado y palatable. La falta de palatabilidad puede dar lugar a una negativa a consumir el alimento, lo que no es el propósito perseguido. Se pueden poner en práctica los medios clásicos para aumentar la palatabilidad del alimento, como la adición de agua o realizar un periodo de transición alimentaria.
Racionamiento y fraccionamiento
La elección del nivel de restricción y del tipo de alimento depende en gran medida de la situación inicial. La finalidad es obtener una modificación sustancial de la alimentación para, a largo plazo, conseguir una disminución duradera del peso. En el hombre, resulta más bien desaconsejable la práctica de regímenes muy restrictivos que permiten pérdidas de peso rápidas y fáciles: sus resultados no son finalmente mejores y favorecen las recaídas y el efecto rebote. El círculo vicioso de a mayor restricción mayor hiperfagia compensadora, da lugar a incesantes fluctuaciones de peso y, a largo plazo, agrava la situación.
En el caso del perro, los problemas no son en absoluto iguales, ya que la dieta, en principio, se controla después de haber alcanzado el peso objetivo. Por lo tanto, no hay que temer que una restricción severa tenga las mismas repercusiones que en el hombre. Es evidente que ésta no se impone si el animal está moderadamente obeso y no presenta signos clínicos, ni si la pérdida de peso sólo se vuelve necesaria debido al descubrimiento de un estado prediabético. En ese caso, una restricción moderada y una pérdida de peso relativamente lenta resultan del todo factibles. En cambio, hay que ser mucho más drástico cuando el perro presenta un sobrepeso muy importante y, por ejemplo, una rotura del ligamento cruzado, sobre todo si el cirujano se niega a intervenirle hasta que el peso haya disminuido significativamente. Entonces, la motivación del propietario, la relativa necesidad de brevedad y la eficacia del protocolo autorizan, en general, que la restricción sea severa, tanto que el antecedente patológico hace que el propietario esté atento con respecto al riesgo de recaída.
Figura 11. La rueda de diclementé y prochaska.
Las tablas 15 y 16 presentan unos principios de racionamiento, así como el modo de desarrollar la consulta del perro obeso, basándose en las recomendaciones formuladas por varios autores (Andersen & Lewis, 1980; Lewis y coll., 1987; Parkin, 1993; Laflamme & Kuhlman, 1993b; Laflamme y coll., 1994b; Wolfsheimer, 1994b; Diez y coll., 2002). Se calcula la asignación energética diaria en función del sobrepeso observado al inicio: entre 50 y 85 kcal/kg de PV0,75 ideal y varía dependiendo del sexo y de la velocidad de pérdida de peso deseada (Tabla 11). Un racionamiento así produce una disminución de peso. Si el peso del animal no baja, hay que reducir más los aportes tras haberse asegurado de que el dueño no le proporciona suplementos (Markwell y coll., 1990). El objetivo es inducir una pérdida semanal de entre el 1 y el 2% del peso inicial. Al fraccionar la ración diaria en 3 o 4 comidas (como mínimo, 2) aumenta la termogénesis postpandrial (Leblanc & Diamond, 1985).
Tabla 15 - Ejemplo de cómo calcular las cantidades del alimento hipocalórico que se deben suministrar | ||
Etapa 1 | Determinación del peso óptimo y del exceso de peso | Perra esterilizada de raza indeterminada, peso corporal: 19 kg Peso ideal estimado: 15 kg Exceso de peso: (19/15) = 27% |
Etapa 2 | Elección de la asignación energética diaria (Tabla 11) | Exceso de peso inferior al 30%: - 80 kcal/kg PV ideal0,75, para una pérdida mensual del 6% del peso inicial - 75 kcal/kg PV ideal0,75, para una pérdida mensual del 7,5% del peso inicial |
Etapa 3 | Cálculo de la asignación energética diaria | Asignación energética = 80 x 15 0,75 = 610 kcal, para una pérdida mensual del 6% del peso inicial |
Etapa 4 | Cálculo de la cantidad de alimento diaria (concentración energética: 3.275 kcal/kg) | Cantidad diaria: 610/3275 = 0,185 kg, que deben ser repartidos en 2 o 3 comidas |
Etapa 5 | Cálculo de la duración del régimen, para una pérdida mensual del 6% | Peso inicial: 19 kg; cantidad a perder: 4 kg Duración del régimen: 4/(19 x 0,06) = 3,5 meses |
Tabla 16 - Resumen del transcurso de la consulta del perro obeso | |
Etapa 1 | Conversación con el propietario, recogida de datos, identificación de los factores de riesgo |
Etapa 2 | Examen clínico: peso corporal, índice corporal, cálculo del peso ideal Exámenes complementarios en caso necesario |
Etapa 3 | Convencer al propietario de que empiece a someter al animal a una dieta hipocalórica y a una actividad física regular, si el estado de salud del animal lo permite. |
Etapa 4 | Elección de un alimento hipocalórico y determinación de las cantidades diarias (Tabla 11 and Tabla 15) |
Etapa 5 | Redactar un documento preciso sobre las cantidades, el modo de racionarlas y los consejos complementarios (supresión de las golosinas, ejercicio, etc.) Proporcionar una curva de peso como referencia |
Etapa 6 | Planificar los controles - pesar semanalmente al animal - acudir mensualmente a las consultas de control |
Apoyo comportamental
Es necesario modificar las costumbres alimentarias para conseguir que el perro adelgace y que, a continuación, se estabilice. El hecho de darle las sobras de la mesa o golosinas puede fomentar un comportamiento de mendicidad (Norris & Beaver, 1993). Hay que darle la comida, únicamente, en su comedero. Si los dueños tenían la costumbre de dar de comer al perro al mismo tiempo que ellos deben apartar al perro a la hora de la comida. Los malos hábitos pueden ser reemplazados con las nuevas costumbres.
Seguimiento del perro durante el régimen
Planificación de los controles
Es razonable pedir al propietario del perro obeso que acuda a una revisión de control mensual para evaluar la velocidad de la pérdida de peso, efectuar un examen clínico y ajustar, en caso necesario, la cantidad de energía y, por lo tanto, de alimento que se le ha suministrado. Además, habrá que pesar al perro una vez por semana y, si es posible, a la misma hora y en la misma báscula.
Establecimiento de una curva de pérdida de peso
La curva de pérdida de peso permite al propietario visualizar la evolución del régimen y es un factor de motivación. Durante la primera visita, es recomendable que se proporcione una curva de peso individualizada que incluya el peso de partida y las curvas correspondientes al 1% y al 2% de pérdida semanal con respecto al inicio. Hay programas informáticos que permiten visualizar rápidamente la proyección del adelgazamiento. La referencia para el propietario es mantener el peso del perro entre las dos curvas. El pronóstico depende casi exclusivamente de la motivación del propietario (Markwell & Butterwick, 1994).
En la práctica, rara vez se alcanza la pérdida de peso objetivo o dicha pérdida puede ser muy relativa. Sea cual sea el método de cálculo empleado, uno de los principales problemas es que la pérdida real de peso, generalmente, es inferior a la pérdida semanal de entre un 1% y un 2% del peso inicial. En dos estudios realizados de manera controlada, las pérdidas semanales fueron del 0,78% y 0,86% respectivamente. En un tercer estudio llevado a cabo con 9 perros obesos, el índice de pérdida varió entre el 0,8% y el 3,1% (media: 1,9%) por semana durante un periodo de 4 a 38 semanas (media: 18). Todos los perros alcanzaron el peso objetivo establecido al principio (Diez y coll., 2002).
Yorkshire. El aumento de la actividad debe ser gradual. Se aconseja una marcha rápida de 30 minutos o dos de 15 minutos cada día. (© Lanceau)
Causas del efecto "rebote"
- No tener en cuenta que el mantenimiento del peso ideal es un objetivo a largo plazo
- No cambiar a largo plazo las costumbres alimentarias y volver a cierta flexibilidad, ya sea por ignorancia o por comodidad. El propietario vuelve a darle al perro golosinas, sobras de la mesa o deja de pesar la ración diaria.
- Falta de ejercicio: disminución de los paseos, reducción de la superficie disponible como consecuencia de una mudanza…
- Cambio de las condiciones ambientales que favorecen un peso constante: internamiento del perro en una residencia (ausencia del propietario), llegada de otro animal a la casa, falta de control de las personas que alimentan al perro (niños, vecinos, amigos, personal…)
- Modificaciones de la alimentación iniciadas por el propietario o por el veterinario: pasar a un alimento más rico en energía sin adaptar las cantidades.
- Cambios en las condiciones de vida o de salud del perro: la aparición de un estado de ansiedad, el envejecimiento o una enfermedad.
La lista anterior no es exhaustiva. Parece que mantener el peso ideal es un objetivo que necesita una implicación activa del propietario del perro.
Hay numerosas razones que pueden explicar estas diferencias y toda ellas merecen atención. La primera es, ciertamente, la falta de motivación del propietario en la casa: suministrando al perro cantidades que exceden a las previstas inicialmente, así como golosinas y sobras de la mesa. El no tener un control absoluto sobre la ingesta global de alimentos también supone un problema: a menudo se valora mal el valor energético del alimento. La falta de ejercicio también influye. Por último, el no ajustar la ración durante el régimen constituye un importante factor de fracaso.
Ejercicio físico
El objetivo del ejercicio físico es aumentar los gastos de energía y prevenir la pérdida de masa muscular y de minerales óseos. El efecto de la pérdida de peso asociada al ejercicio físico mejora, generalmente, la resistencia física del animal; estos son elementos positivos para el propietario. No obstante, existen condiciones patológicas como, por ejemplo, una afección osteoarticular o rotura de los ligamentos cruzados, que hacen que cualquier ejercicio resulte imposible, al menos en un primer momento.
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About
How to reference this publication (Harvard system)?
Affiliation of the authors at the time of publication
1Department of Animal Productions, Faculty of Veterinary Medicine, University of Liège, Liège, Belgium.
2ENVN Atlanpôle, La Chantrerie, Nantes, France.
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