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Distocia materna y torsión uterina en búfalas
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Se considera que el ganado y el búfalo son las especies en las que la incidencia de distocia parece ser mayor [1]. El parto parece ser más fácil en la búfala de rio debido a una amplia pelvis, una mayor área de íleon y la libre y fácilmente separable quinta vértebra sacra [2]. En comparación con la vaca, las búfalas tienen un cérvix más corto y estrecho y menos visible, una vagina más pequeña y menos tensa, y unos labios vulvares alargados y bien separados (Fig. 1) [3]. A pesar de un período de gestación más largo en las búfalas (305 a 320 días en las búfalas de río y 320 a 340 días en la búfalas de pantano [4]), se requiere menos tiempo para completar la primera y segunda fase de labor [2,5,6] (70 y 20 minutos en la búfala de rio) y hay una preponderancia para el parto durante la noche [7].
La incidencia de distocia se considera más alta en las búfalas de rio que en las de pantano (en la cual no se ha descrito) [1] y también es más alta en primíparas que en pluríparas [4], sin embargo, algunos estudios consideran una mayor incidencia de distocia en búfalas pluríparas [8]. En un análisis reciente, hubo una proporción significativamente mayor de distocia que afectó a las búfalas en el primer y segundo partos comparado con todos los demás partos [9].
Figura 1. Los labios vulvares de una búfala.
Causas de distocia en búfalas
Las causas de distocia generalmente se clasifican en causas maternas y causas fetales. Se sabe que las búfalas tienen una mayor incidencia de distocia por causa materna [1,10,11], sin embargo, en varios otros estudios se registró una mayor incidencia de distocia por causa fetal [8,12,13]. En la experiencia de los autores, las búfalas generalmente tienen menos problemas con la dilatación del canal del parto en comparación con la vaca y hay una gran incidencia de torsión uterina en búfalas [9].
Causas maternas de distocia
Se considera que las causas maternas de distocia se originan ya sea por la constricción / obstrucción del canal de parto o por una deficiencia de la fuerza expulsiva materna [1,14].
1. Constricción/obstrucción del canal de parto
La constricción / obstrucción del canal de nacimiento puede resultar en distocia materna y puede deberse a anomalías pélvicas, estenosis vulvar o vaginal, neoplasia de la vagina y vulva, cistocele vaginal, dilatación cervical incompleta, torsión uterina y desplazamiento ventral del útero Una causa poco frecuente de constricción del canal de nacimiento es el carcinoma de la vejiga urinaria [15,16] con metástasis en el cuello uterino.
1.1. Anormalidades pélvicas
Las anormalidades pélvicas de la madre que pueden resultar en distocia incluyen el tamaño pequeño de la pelvis [9], deformidades pélvicas o exostosis, osteomalacia e hipoplasia de la vagina y la vulva [2]. Servir a novillas a una edad muy temprana, o a novillas mal crecidas o a novillas y vacas con fracturas pélvicas, puede dar como resultado una pelvis de la madre más pequeña culminando en la distocia al parto. Servir a razas pequeñas de búfalos con razas más grandes, puede hacer que los fetos de mayor tamaño queden atrapados en la pequeña pelvis de la madre, sin embargo, esto no ha sido documentado en búfalos.
En las búfalas, la sínfisis del pubis no se fusiona completamente como en las vacas [17], sin embargo, se sabe que una pelvis estrecha es causa de distocia en la búfala [18]. Se ha registrado que la incidencia de estrechez pélvica varía entre el 2.67% [9] y el 7.79% [8]. La incidencia de deformidades pélvicas como causa de distocia en búfalas se describe como del 1.2% [19]. En las vacas y las búfalas, se sabe que la incidencia de estrechez pélvica es de 9.2% [12]. Las fracturas pélvicas pueden resultar en un estrecho canal pélvico [20].
Signos clínicos
Generalmente, hay una falta de progreso de la segunda fase de labor. Si el feto es capaz de entrar parcialmente en la pelvis, se produce un esfuerzo severo no progresivo. Si el feto es demasiado grande, entonces no hay progreso después de la primera etapa del parto. Debe realizarse un examen vaginal para comparar el tamaño del feto y de la pelvis. Cualquier fractura anterior (Fig. 2) puede confirmarse palpando la presencia de callosidades o cambios notorios en la forma.
Figura 2. Una búfala con fractura pélvica. Nótese la angulación del lado derecho de la cadera.
Manejo de la distocia
Durante la palpación manual, los clínicos deben evaluar si el feto puede pasar a través del canal del parto con asistencia. Si esto parece posible, debe aplicar tracción sobre el feto después de aplicar abundante lubricación. Sin embargo, no es aconsejable una tracción excesiva en un canal de parto estrecho. Es mejor optar por una cesárea si el canal de parto es estrecho o si está asociado con posición fetal anormal [1].
1.2. Estenosis vulvar o vaginal/constricción/ruptura
La formación de tejido de cicatrización debido a lesiones sufridas durante partos previos en animales envejecidos, con relajación inadecuada durante el parto, con estenosis congénita de la vagina, con obstrucción vaginal por bandas fibrosas [21,22], o abscesos o quistes perivaginales que pueden obstruir el paso genital y obstruir el parto del feto. En las búfalas se han observado rupturas vaginales espontáneas durante el parto (Fig. 3) con las patas del feto u ovarios dentro de la ruptura vaginal [22,23]. Ocasionalmente se ha informado sobre la herniación de los intestinos a través de la ruptura [24,25]. Las partes fetales pueden quedar atascadas en una ruptura vaginal y dar lugar a una distocia [26], o el cuerno grávido puede en algunos casos prolapsarse a través de la ruptura vaginal [27]. Las rupturas vaginales posparto a veces pueden resultar en el prolapso de los órganos abdominales [24]. Se han visto quistes vaginales en la búfala [28] pero ello rara vez ocurre en el parto.
Figura 3. Búfala posparto con ruptura vaginal.
Signos clínicos
La relajación vulvar inadecuada puede confirmarse clínicamente y puede haber dificultad para insertar una mano lubricada en el canal de parto. La relajación vaginal inapropiada es evidente al examen interno de la vagina. Los abscesos o hematomas perivaginales pueden ser palpables como masas suaves o firmes que fluctúan presionando las paredes vaginales hacia adentro [1]. Las rupturas vaginales se pueden localizar por palpación cuidadosa. Las acumulaciones de líquido se pueden ver laterales a la vulva (Fig. 4) como consecuencia de las rupturas vaginales durante el parto.
Figura 4. Una búfala posparto con ruptura vaginal. La acumulación de líquido lateral a la vulva es visible.
Manejo de la distocia
Lo que se sugiere para manejar una constricción vulvar es la manipulación suave con o sin corte de episiotomía, aproximadamente un tercio hacia abajo de la pared lateral de la vulva a través de la unión de la mucosa y de la piel. Los pliegues mucosos en la vagina caudal al cérvix que obstruyen el paso del feto pueden romperse manualmente. El uso de cremas que contengan prostaglandina E2 es una práctica común en la obstetricia médica y puede intentarse en la no dilatación funcional, sin embargo, en abscesos o hematomas perivaginales de gran tamaño, es una sabia decisión el optar por una cesárea en lugar de aplicar una tracción indebida. El feto debe ser extraído por tracción en presencia de rupturas vaginales que deben ser suturadas. Asimismo, la parte prolapsada debe ser reemplazada y la vagina debe ser suturada.
1.3. Neoplasmas de la vagina, vulva, útero
Los tumores vaginales sub-mucosos son infrecuentes en las búfalas, sin embargo, se ha informado del carcinoma de células escamosas [29], el granuloma perivaginal [30], el lipoma [31] y el fibroma [29], pero rara vez se han visto clínicamente durante la distocia. Los tumores del cérvix incluyen fibroma [32], adenoma, fibro-leiomioma y carcinoma de células escamosas. En la búfala se ha informado sobre el carcinoma del cérvix [15,16]. Las masas tumorales en el cérvix o la vagina rara vez obstruyen el canal de parto y generalmente se observan después del parto cuando se prolapsan. Los tumores uterinos se registran en los genitales obtenidos después del sacrificio e incluyen adenoma [33], leiomioma [34] lipoma [33] y fibroma [29,35]. Cuando se observan clínicamente, estos pueden prevenir una gestación o terminar en aborto [36]. Se sabe que la incidencia de tumores uterinos en búfalas varía del 0.3% al 0.7% [37].
1.4. Cistocele vaginal
El cistocele vaginal se ha descrito en la búfala [38,39] y puede dar lugar a una distocia. La condición implica la protrusión de la vejiga urinaria ya sea a través de la eversión del órgano a través de la uretra [40] o prolapso a través de una ruptura en el suelo vaginal [24], lo que es más probable en las búfalas. Dado que la vejiga prolapsada puede obstruir el canal del parto, se sugiere identificar el órgano y reemplazarlo de nuevo después de repeler las partes sobresalientes del feto, bajo anestesia epidural y con amplia lubricación. Puesto que el prolapso de la vejiga puede obstruir el canal de parto, se sugiere identificar el órgano y reubicarlo hacia atrás repeliendo las partes protruidas del feto, bajo anestesia epidural y abundante lubricación. La ruptura vaginal debe suturarse después de reemplazar a la vejiga urinaria. Entonces el feto puede ser extraído el quiste vaginal ha sido descrito en la búfala [41].
1.5. Dilatación cervical incompleta
La dilatación del cérvix al momento del parto es esencial para el fácil paso del feto. Se considera que una gran variedad de cambios en el medio hormonal [42], el aflojamiento enzimático de los cordones fibrosos por la colagenasa elevada [43], y las fuerzas físicas de las contracciones uterinas y la masa fetal, producen una dilatación suficiente de del cérvix durante el parto en la búfala [44,45]. Se sabe que un incremento de las citoquinas inflamatorias durante el parto tiene efecto sobre la dilatación [46]. Se sabe que un incremento de las citoquinas inflamatorias durante el parto tiene efecto sobre la dilatación [47] así como también la interacción de las hormonas. En las búfalas, sin embargo, es rara la no dilatación del cérvix. Solamente se ha informado de algunos casos esporádicos [48]. Los animales con problemas de parto asociados con el cérvix son aquellos que ya han parido muchas crías [49]. La no dilatación del cérvix puede ocurrir por la falla de cualquiera de los mecanismos responsables de la dilatación descritos anteriormente o por espasmos de los músculos cervicales [4] o por algún otro mecanismo mal entendido que da lugar a la distocia.
La falla en la dilatación del cérvix es poco observada en búfalas posterior a la corrección de la torsión uterina y se considera como un obstáculo mayor en la extracción del feto por la vagina [50] especialmente en presencia de un feto muerto. Las observaciones histopatológicas en búfalas afectadas con torsión uterina revelaron una progresión hacia una inflamación severa [51]. Estos cambios inflamatorios y necróticos en el cérvix posterior a la torsión conducen a una falla en la dilatación del cérvix [51].
Incidencia
Se describe que en las búfalas la incidencia colectiva de la dilatación incompleta del cérvix varía de 1.78% a 5.1%. [9,12].
Signos clínicos
Cuando el cérvix está completamente dilatado, no es palpable como una estructura separada y se continúa con la vagina. La dilatación incompleta o el cérvix no dilatado son palpables a través del examen transrectal. Por examen vaginal sólo se puede insertar un dedo o dos en un cérvix parcialmente dilatado. Algunas partes del feto o las membranas fetales a veces se pueden palpar en el cérvix. Es poco común en las búfalas el mostrar una mala relajación vulvar junto con una dilatación cervical inadecuada (Fig. 5).
Figura 5. A la izquierda, una búfala parturienta con relajación vulvar y dilatación cervical inapropiada Se observa en el lado derecho una búfala con relajación vulvar apropiada.
Manejo de la distocia
Se puede intentar efectuar una dilatación manual del cérvix si es posible, utilizando una esponja absorbente y anestésicos locales [2], pero debido a que el cérvix tiene muchos anillos anulares a veces no es posible dilatar manualmente el cérvix en las búfalas. Si el feto está presente en el canal del parto, la tracción suave por períodos largos puede en algunos casos dilatar el cérvix, pero no es aconsejable una tracción excesiva. A veces sucede que una mala disposición del feto presente en un canal de parto previamente dilatado, se vuelva fuertemente impactado debido a las continuas contracciones uterinas sin parto. El obstetra debe diferenciar tal caso de una dilatación cervical incompleta. Si el cérvix permanece cerrado, el feto está vivo y sus membranas fetales están intactas, se sugiere esperar 30 minutos para dar tiempo a la dilatación natural. Es común que aparezca una confusión en casos de no dilatación cervical y torsión uterina. Los clínicos deben diferenciar la torsión uterina de la no dilatación cervical por medio de un examen vaginal y rectal completo.
Una deficiencia de estrógenos es considerada como una causa importante de la falla de la dilatación cervical [52], por lo tanto, una inyección de estrógenos como el valerato de estradiol 20-30 mg IM puede ser útil, sin embargo, el estrógeno debe administrarse con cuidado en un cérvix completamente cerrado por el peligro de que se presente una ruptura uterina por la violencia de las contracciones. Además, el uso de estrógenos debe ser extremadamente prudente ya que puede resultar en una cesación completa de la leche, prolapso de los genitales y desarrollo de quistes ováricos [53]. Así mismo, se pueden administrar inyecciones de oxitocina 20-40 UI IV o IM para promover las contracciones uterinas y producir la dilatación cervical cuando el cérvix está parcialmente dilatado. Cuando están presentes las patas de un feto muerto putrefacto, en el canal de parto y el feto no puede salir a causa de una dilatación incompleta del cérvix, los autores sugieren una cervicotomía parcial en lugar de una cesárea. Generalmente son suficientes uno o dos cortes aplicados en el cérvix para extraer al ternero. Se han recomendado fármacos agonista β2 adrenérgicos como la isoxsuprina a dosis de 200-300 mg IV o 0.3 mg de clembuterol IV para relajar todo el tracto genital incluyendo el cérvix [1] pero no siempre es útil debido al complejo mecanismo que es responsable de la dilatación cervical que en gran medida sigue siendo poco conocido.
Además, los fármacos β2 adrenérgicos podrían reducir las contracciones uterinas y por lo tanto retrasar el parto. Se ha sugerido tres masajes cada hora (de 15 minutos cada uno) con un litro de carboximetilcelulosa sódica [54] para lograr una dilatación cervical suficiente para el parto fetal cuando el cérvix no se dilata después de la corrección de torsión uterina. Las inyecciones de prostaglandina también se han sugerido después de la corrección de torsión cuando el feto está vivo y el cérvix no está lo suficientemente dilatado [55]. La cesárea se indica en las búfalas con un feto muerto si el cérvix se encuentra duro y lobulado después de la corrección de la torsión uterina [54]. El uso de la relaxina como agente de maduración cervical y su uso para inducir el trabajo de parto en sujetos humanos siguen sin estar claros [56] y, por lo tanto, su uso como terapia en animales está fuera de cuestión debido al alto costo.
1.6. Torsión uterina
La torsión del útero generalmente ocurre en un cuerno uterino gestante y se define como la torsión del útero en su eje longitudinal [1]. El útero grávido gira alrededor de su eje largo, con el punto de torsión siendo la vagina anterior apenas caudal al cérvix [1] (torsión pos-cervical). Menos comúnmente, el punto de torsión es craneal al cérvix (torsión pre-cervical). La torsión uterina durante la gestación [57,58], al parto [59-62], o posparto [63] es una de las causas complicadas de distocia materna en las búfalas, culminando en la muerte tanto del feto como de la madre, si no se trata tempranamente. El grado de torsión es generalmente de 90° a 180° aunque puede ocurrir hasta de 360° o aún más. Debido a la rapidez de la muerte fetal que se produce después de la torsión y las adherencias uterinas que se desarrollan con los órganos viscerales, la torsión uterina debe considerarse una emergencia. La torsión puede dar lugar a un hemoperitoneo si esta es causada por topeteo con los cuernos entre animales [64]. Se ha informado de un caso raro de torsión uterina en una búfala con fetos gemelos [65].
Incidencia
La incidencia de torsión uterina se considera alta en las búfalas aunque la mayoría de los datos informados provienen de los registros clínicos y no de parto reales en granjas organizadas. Un análisis retrospectivo de datos (2001- 2011) de nuestra granja universitaria en Vallabhnagar reveló una incidencia de cero en 529 nacimientos de la raza Surti. Los datos que involucran casos clínicos informan que la torsión uterina es considerada como la principal causa materna de distocia en las búfalas, con una incidencia tan alta como 56 a 67% [9,18,60,66] y más del 70% [11]. Los casos de torsión uterina en búfalas son el 67-83% de la distocia presentada en los hospitales de referencia [14,67-70]. La torsión uterina se ha informado principalmente en búfalas lecheras de la India, Pakistán [71] y Egipto [72,73], sin embargo, no se han visto informes de su ocurrencia en la búfala. Se sabe que la incidencia es más alta en búfalas pluríparas [18,59,61,74] con una frecuencia máxima durante el segundo y tercer parto [58,66].
Aunque se ha descrito una mayor incidencia estacional en búfalas [18,70], parece ser debida a partos estacionales más elevados. La edad en que las búfalas sufren de torsión uterina es de 4 a 12 años de edad [74,75].
Etiología
La etiología exacta de una alta incidencia de torsión uterina en la búfala continua siendo poco entendida. La explicación más lógica para la rotación de un útero gestante sobre sus ejes parece ser la inestabilidad del útero durante una gestación con un solo cuerno gestante y con excesivos movimientos del feto o de la madre [1]. El amnios bubalino se fusiona en varios lugares alrededor del alantoides, el cual está unido a la pared uterina [76] y el útero yace en el piso del abdomen durante la mitad y el final de la gestación sin ninguna unión estable, por lo que los movimientos rotacionales durante la segunda fase de labor o al final de la gestación pueden hacer rotar al útero. Una menor cantidad de fluidos fetales y una disminución asociada con el tamaño del útero en las etapas terminales de la gestación y un tono uterino inferior en este momento [77], aumentan el malestar fetal y esto inicia otros movimientos fetales y un mayor grado de torsión. Un gran número de causas predisponentes han sido descritas [78,79] para la torsión uterina e incluyen factores anatómicos, confinamiento cerrado, tramos montañosos, lesiones externas y la costumbre de revolcarse de los búfalos y el bajar primero las patas delanteras al acostarse [1]. La mayor incidencia del problema en las búfalas también se supone que es debido al abdomen amplio y penduloso del búfalo [69], músculos de los ligamentos anchos inherentemente más débiles [80-82] y la costumbre de revolcarse del búfalo [69]. Sin embargo, ninguno de las búfalas afectadas por la torsión uterina presentadas en un hospital de referencia, tenían antecedentes de revolcarse o pastar en las colinas [83] y el revolcarse vigorosamente a diario en bufalas gestantes no logró inducir la torsión uterina en un estudio [84]. El papel de la musculatura del ligamento ancho en la aparición de la torsión uterina se resalta de la observación de que los ligamentos anchos de los búfalos que sufren de torsión uterina son delgados y tienen menos músculos en comparación con sus homólogos con otros tipos de distocia [81]. Al menos el 25% de la hembras que nacieron de madres afectadas con torsión uterina y el 11% de búfalas no gestantes tienen los músculos de los ligamentos anchos poco desarrollados [85].
Además, la musculatura del ligamento ancho está mejor dispuesta en el ganado en comparación con los búfalos, proporcionando así una mejor estabilidad para el útero embarazado del ganado [70,86]. La falta de ligadura dorsal del ligamento ancho durante el embarazo [85] y la falta de soporte del ligamento ancho en el área pos-cervical predispone a los búfalos a una mayor ocurrencia de torsión pos-cervical [87]. Un alto nivel de estradiol y una baja progesterona durante el período preparto inmediato pueden hacer que el útero se torne flácido aumentando el riesgo de torsión uterina [83,88]. Algunas causas interesantes de la aparición de la torsión uterina se han descrito pos-cervical [9] que incluyen lesiones externas, la falta de ejercicio y el movimiento irregular de los animales. El útero didelfo ha sido descrito como una de las causas de la torsión uterina en la búfala [89]. Las ligeras rotaciones (por debajo de 90°) son asintomáticas clínicamente y pueden ser corregidas espontáneamente pero las rotaciones de mayor grado por lo general no se destuercen espontáneamente.
Entre los casos referidos de torsión, el período de gestación generalmente se completa en el 83-85% de las búfalas 14,70]. Ocasionalmente, la torsión uterina puede ocurrir entre el 5to y 8avo mes de gestación [90,91]). La torsión del útero puede acompañarse de obstrucción intestinal [92], hemoperitoneo [64], ruptura uterina [75] y formación de adherencias del útero con las vísceras que lo rodean [93].
Naturaleza de la torsión uterina
Un cuerno uterino gestante puede rotar a mediados de la gestación tardía, en el momento del parto normal, o a veces posparto. El cuerno puede girar hacia su derecha (en el sentido de las agujas del reloj) o a la izquierda (en el sentido contrario a las agujas del reloj) con un grado de rotación de 90° a 720°. El punto de rotación puede ser caudal al cérvix (pos-cervical) [94] o apenas craneal al cérvix (pre cervical). La torsión uterina en búfalas generalmente ocurre al final de la gestación y al parto [95], en el lado derecho del abdomen en un punto apenas caudal al cérvix y gira generalmente a 180° o más de su eje [1,75,95]. La torsión uterina pos cervical es común en las búfalas (87-99%) [14,59,67,68,70,75,96,97], aunque en un estudio predominó la torsión pre-cervical [55]. Se postula que la preponderancia de la torsión uterina del lado derecho en las búfalas (95-98%) [14,55,67,68,70] se debe a la ausencia de un pliegue muscular sobre el ligamento ancho derecho en la búfala [81,86]. Muchos otros estudios también registraron la torsión uterina derecha en los búfalos [1,9,55,58,61,70,81,86,97]. Es probable que las gestaciones que ocurren en el cuerno izquierdo puedan girar hacia el lado izquierdo solamente cuando el rumen esté parcialmente lleno mientras que las gestaciones en el cuerno uterino derecho pueden girar fácilmente hacia el lado derecho debido a la inexistencia de cualquier estructura estabilizadora en este lado.
Signos clínicos
Los signos clínicos habituales son el inicio del parto sin expulsión del feto y / o las membranas fetales y posterior regresión de los signos del parto [18,98]. El animal puede mostrar signos de malestar leve. El animal puede adoptar una postura de caballo mecedora [79] y mostrar dolor cólico leve y estreñimiento [95]. Puede ser evidente la anorexia parcial, letargo y depresión [59,95]. Puede observarse en algunas búfalas inquietud, arqueamiento del dorso y cólico [58]. Uno o ambos labios vulvares están jalados (Fig. 6) debido a la torsión del canal del parto. El examen vaginal revela la torsión de las membranas mucosas vaginales y la mano no se puede pasar más lejos de la vagina anterior la cual tiene un extremo cónico en la torsión uterina con un grado de 180° o más. En torsiones de un grado menor, sin embargo, algunas veces puede sentirse el feto. La dirección de la torsión del pliegue vaginal se considera como la evidencia de la dirección de la torsión. En el examen transrectal, puede sentirse el cuerno uterino torcido y el ligamento ancho del lado de la torsión está rotado hacia abajo algunas veces palpable bajo el útero y el ligamento del lado opuesto está tenso, estirado y cruzando al lado opuesto. El diagnóstico positivo de torsión uterina debe estar basado en la localización de los ligamentos anchos palpados por el recto. Los animales en muchos lugares pueden presentarse al obstetra después de tiempos variados después del inicio del parto; por lo tanto, los signos clínicos de shock y toxemia pueden ser evidentes dependiendo del grado de severidad de la torsión, manipulación previa, muerte del feto y complicaciones pos torsión.
Figura 6. Una búfala con torsión uterina mostrando la torsión de los labios vulvares hacia el lado izquierdo.
Patología clínica
Las alteraciones patofisiológicas que se producen después de la torsión uterina se han revisado recientemente [77]. Se ha propuesto que estas alteraciones se utilicen como indicadores del pronóstico para la torsión uterina [75,95,99]. Se hace una breve mención sobre algunos de los parámetros estudiados.
Los cambios uterinos: La rotación del útero comprime la vena uterina media lo que provoca alteraciones en la circulación venosa y aumento de la tensión de dióxido de carbono en la sangre fetal. En consecuencia, un feto incómodo efectúa movimientos vigorosos que pueden aumentar más aún el grado de torsión uterina. Con el aumento en el grado de torsión, hay compresión de la arteria uterina media y el oxígeno que va al feto está disminuido [100,101]. La perfusión arterial y el flujo venoso limitados en el útero torcido conducen a isquemia, hipoxia y muerte celular causando daño irreversible al endometrio, miometrio y finalmente la muerte del feto. La falla continua en el suministro de sangre provoca la pérdida de elasticidad y viabilidad de la pared uterina, y por lo tanto la pared uterina se vuelve necrótica, quebradiza, frágil, y propensa a la ruptura [77]. Los cambios inflamatorios pueden causar adherencias del útero con los tejidos abdominales circundantes [102]. Macroscópicamente, el color de la pared uterina cambia de rosado a azul púrpura y gris después de la torsión, lo que indica el deterioro metabólico progresivo del útero [103]. Están presentes la congestión, edema y hematoma en los ligamentos uterinos, en el mesovario y en los ovarios [103]. El daño al tejido uterino y su potencial regenerativo después de la rotación del útero pueden evaluarse a partir de indicadores de plasma como la haptoglobina sérica y la creatina quinasa [77], la cual aumenta aún más después de la corrección de la torsión rotando a la búfala [104].
Componentes Sanguíneos: Las búfalas afectadas por una torsión uterina sufren de anemia normocítica normocrómica (disminución de glóbulos rojos, hemoglobina y hematocrito] debido a la acumulación de desechos metabólicos o a la pérdida relativamente grande de sangre durante el parto anormal [99], aunque se registraron diferencias marginales en unos cuantos estudios clínicos [105,106]. El leucograma de las búfalas afectadas por la torsión revelan linfocitopenia, neutrofilia y monocitosis en asociación con eosinopenia [99,107-109] que continúa hasta el día 13 posparto en los casos de corrección quirúrgica de torsión uterina [105]. En las búfalas afectadas por la torsión se observa consistentemente una disminución enorme de las proteínas plasmáticas totales y de la albúmina [99,106,107,110,111]. Esta hipoproteinemia se asocia con malfuncionamiento hepático y balance de nitrógeno negativo debido a la reducción de la ingesta de proteínas. La aparición de la torsión del útero es un evento altamente estresante, como lo revela el enorme aumento del cortisol plasmático, que aumenta aún más en un 15-30% tras la detorsión del útero mediante la rotación de la madre [99,112-114]. La hiperglicemia en las búfalas afectadas por la torsión uterina está relacionada con la activación del eje del estrés y al aumento en la liberación de cortisol lo que conduce a la gluconeogénesis [99,112]. De hecho, las cetonas plasmáticas están elevadas en estas búfalas debido a la utilización inadecuada de la glucosa [112].
Funciones hepática y renal: Después de la torsión uterina y después de su corrección por detorsión o tratamiento quirúrgico, se incrementan las actividades de aspartato aminotransferasa (AST), alanina amino transferasa (ALT), glutamato deshidrogenasa (GLDH), creatina fosfoquinasa (CK) y gamma glutamil transferasa (GGT) [99,105-108,115] que por lo general se estabilizan dentro de los 10 días después del tratamiento quirúrgico de la torsión uterina [116]. El incremento de la AST plasmática y la CK musculo específica se atribuye al gran agotamiento muscular producido por las fuertes contracciones abdominales durante la torsión uterina [117,118]. Al momento de presentarse un caso de torsión uterina, un aumento sustancial de la urea plasmática y la creatinina indica un pronóstico malo [99,116]. En la torsión uterina, los uréteres que se encuentran cerca a los ligamentos anchos del útero, están constreñidos de tal manera que la salida de orina está reducida y puede verse afectada la función renal [116]. Por otra parte, la presencia de estrés inducida por la disminución del flujo sanguíneo a los riñones, choque, deshidratación y nefropatía resultante de sustancias tóxicas liberadas por el feto muerto puede causar insuficiencia renal aguda o crónica, lo que conduce a la disminución de la eliminación de urea y creatinina [99,119].
Diagnóstico:
Historia y signos externos: El diagnóstico es fácil cuando aparecen los signos anormales al momento del parto. La historia típica de un caso de torsión uterina indicará que el animal estaba a punto de parir, como lo demuestra la bajada de la leche y la relajación de los ligamentos pélvicos, pero había transcurrido el tiempo adecuado y aún no había ruptura de las membranas fetales ni la aparición del feto en los labios vulvares [120]. Los signos externos de torsión uterina como el desplazamiento de la comisura superior de la vulva hacia adentro, a la izquierda o a la derecha, edema vulvar debido a la compresión de las venas vaginales y el drenaje linfático, y una leve depresión de las vértebras lumbosacras no son características consistentes [77].
Las torsiones poscervicales pueden ser diagnosticadas fácilmente mediante un examen vaginal. Alrededor del 66-96% de las torsiones son poscervicales en las que el útero habrá rotado caudal al cérvix e involucra a la vagina anterior. Durante el examen trans-rectal, se debe prestar atención al curso de los ligamentos anchos para descartar la torsión pre-cervical. En los animales normales, los ligamentos anchos se pueden palpar en los lados del útero, mientras que en la torsión pre-cervical (y pos-cervical), la orientación de los ligamentos anchos se altera y se pueden sentir sobre el útero cruzado y retorcido. La determinación exacta de la dirección de torsión a través del examen trans-rectal es necesaria antes de realizar intentos de corrección, ya que la detorsión en la dirección equivocada empeorará el problema.
Manejo de la distocia
Los casos de torsión uterina deben ser considerados como una emergencia y la terapia debe instituirse temprano. Es imperativo evaluar con precisión el estado general del paciente antes de cualquier manipulación. El paciente debe ser evaluado para la presencia de toxemia y shock, ya que es probable que los casos presentados al obstetra después de 36 horas, tengan una o más de estas condiciones. Los autores sugieren la infusión de abundantes líquidos junto con corticoides y antibióticos, cuando sea necesario, para combatir la toxemia y el shock antes de tratar a los casos presentados después de una demora de 36 horas. También es habitual evaluar el tipo de manipulación previa o las terapias utilizadas, incluyendo la rotación previa del animal. Los casos presentados después de las 36-72 horas probablemente tienen toxemia avanzada, muerte fetal junto con la pérdida de líquidos e inercia uterina. La incidencia de ruptura uterina es bastante alta y por lo tanto debe realizarse un examen completo antes del tratamiento. No es común, sin embargo, la torsión uterina puede resultar en problemas como la obstrucción intestinal [92] y la rotación de la vejiga urinaria en las búfalas afectadas [121]. Se sabe que los niveles de histamina son altos en las búfalas que sufren de torsión uterina [122], por lo tanto, deben administrarse antihistamínicos. La técnica sugerida para destorcer el útero rotado en las búfalas, incluye la rotación del feto y el útero por la vagina[1,9], rodamiento del animal y la laparohisterotomía [1,79]. La elección del método a adoptar depende de la naturaleza e intensidad de la torsión, la viabilidad del feto y el lapso de tiempo de inicio de la distocia.
La rotación del feto por la vagina es posible solo si el grado de torsión es moderada en donde la mano del obstetra puede tocar al feto y hay suficientes líquidos presentes en el útero [55,77]. El feto se agarra por una prominencia ósea tal como el codo, esternón o el muslo y se balancea de lado a lado antes de ser empujado justo en la dirección opuesta de la torsión. Si ambos miembros fetales son palpables, pueden ser atados a los puños de una horquilla de torsión de Caemmerer o a una muleta de Kuenhs y un asistente puede rotarlos. Si la manipulación es exitosa, la torsión debe desaparecer y los pliegues vaginales recuperarán la forma normal y el feto puede ser extraído con poca dificultad. Sin embargo, debe disponerse de lubricación suficiente en el canal del parto y el útero antes de efectuar la rotación del feto utilizando instrumentos. Cuando ha pasado demasiado tiempo desde el inicio del problema, el útero se contraerá firmemente alrededor del feto y la detorsión con éste método no será posible. La tasa de éxito es alta si la madre está de pie, el cérvix está suficientemente dilatado para agarrar al feto y si el feto está vivo.
El rodamiento de la búfala utiliza el principio de hacer girar al animal alrededor de su útero mientras que el útero permanece estático. Es uno de los métodos más antiguos y sencillos para aliviar la torsión uterina en los búfalos. El animal debe ser rodado preferentemente sobre el pasto con su cabeza más baja que los cuartos posteriores [123,124]. A los animales agresivos deben suministrárseles un sedante. El animal se coloca en decúbito lateral sobre el mismo lado al que está dirigida la torsión. Las dos patas traseras están amarradas juntas con una cuerda [55]. Ambos miembros delanteros también están atados juntos usando una cuerda separada. El animal es rodado de repente en la dirección de la torsión del útero. La rápida rotación del cuerpo de la búfala sobrepasa la rotación más lenta del útero grávido. Después de que el animal ha sido rodado 180°, su cuerpo debe retornar despacio a su posición original, de tal manera que pueda rodarse una vez más. Después de dos rodamientos, el canal del parto debe examinarse para determinar si se corrigió o no la torsión. Si se corrigió correctamente, los pliegues en espiral y la estenosis del canal del parto deben desaparecer y si el cérvix está dilatado, el feto puede palparse con facilidad. Un montón de líquido manchado de sangre sale del canal de parto si el cérvix está abierto, y esto es suficiente evidencia de corrección de torsión. Si la torsión no está corregida, se debe repetir el proceso de rodamiento 3 o 4 veces. Si después de 4 intentos, la torsión no se corrige, entonces otros procedimientos para la corrección de la torsión deben ser considerados ya que la ruptura uterina puede resultar debido a un rodamiento violento [96,125]. Aunque la torsión puede corregirse rodando los animales dentro de las 36 horas posteriores a la torsión, siempre deben tenerse en cuenta los peligros potenciales de ruptura uterina con el rodamiento continuo. Si los pliegues vaginales están aumentando después de una laminación, el rodamiento debe hacerse hacia el lado opuesto. A veces, después de la corrección de la torsión, puede tardar 12 horas o más para que el cérvix se dilate y por lo tanto no se debe tomar una acción rápida de retirar el feto después de la corrección de torsión sin dilatación cervical adecuada. Se sugieren las inyecciones de prostaglandina después de la corrección de la torsión si el cérvix no está dilatado. En tales casos los fetos son expulsados 12 -24 horas después.
El fracaso de la dilatación cervical se observa comúnmente en las búfalas después de la corrección de la torsión uterina y se considera un obstáculo importante en el parto vaginal fetal [50], ], especialmente en presencia de un feto muerto. El no corregir la torsión uterina puede terminar en un útero anillado [126]. Los tratamientos para dilatar el cuello uterino incluyen la administración de prostaglandinas [1], la administración de hialuronidasa [127] y el uso de carboximetilcelulosa sódica [54]. Se ha sugerido un masaje de tres veces por hora (15 minutos cada uno) con 1 litro de carboximetilcelulosa sódica [54] para lograr una dilatación cervical suficiente para que se produzca el parto. También se han sugerido las inyecciones de prostaglandina después de la corrección de la torsión cuando el feto está vivo y el cérvix no está lo suficientemente dilatado [55]. La cesárea se indica si el cérvix se encuentra duro y lobulado después de la corrección de la torsión en las búfalas con un feto muerto [54]. Las observaciones histopatológicas en búfalas con torsión uterina revelan la progresión hacia una severa inflamación [51,102]. Estos cambios inflamatorios y necróticos en el cérvix después de la torsión conducen a una falla en la dilatación del cérvix [51].
Una modificación de la técnica de rodamiento denominada método de Schaeffer, ha sido descrita por Arthur [128] y ampliamente recomendada [78,91,128] para la detorsión del útero en vacas y búfalas. En éste método, se coloca una tabla de madera ligeramente flexible de 9 a 12 pies de largo por 8 a 12 pulgadas de ancho, sobre el flanco del animal en recumbencia con el extremo más bajo de la tabla sobre el piso (Fig. 7). Un ayudante se coloca en la tabla mientras que la búfala se gira lentamente tirando de las cuerdas (Fig. 8, 9 y 10). Las ventajas de esta técnica son que la tabla fija al útero mientras se gira el cuerpo del animal y que, debido a que la búfala se gira lentamente, se requiere menos asistencia y es más fácil para el veterinario comprobar la dirección correcta del rodamiento por palpación vaginal [79].
Figura 7. El enfoque para la corrección de la torsión uterina en búfalas utilizando el método de Schaeffer.
Figures 8, 9 & 10. Rotación de una búfala con torsión uterina utilizando el método de Schaeffer.
Generalmente, el primer rodamiento es exitoso en la búfala [60,61,74]. En búfalas egipcias, el método Schaeffer fue descrito como el mejor método de rodamiento [130,131]. Sin embargo, el espesor de la piel de las búfalas Indias causa el que la tabla resbale al momento del rodamiento. Además, el abdomen penduloso de la búfala India requiere una mayor presión de la tabla para la fijación del útero gestante. Por lo tanto, se hicieron modificaciones al método Schaeffer, y ahora se conocen como el método Sharma modificado de Schaeffer [132]. Debido a que los búfalos tienen un abdomen espacioso, se requiere más presión en el extremo libre de la tabla que está siendo modulado por un asistente dando como resultado una mejor detorsión comparado con el método de Schaeffer [132]. Utilizando éste método, la tasa de detorsión en búfalas Indias fue del 90% en comparación con la tasa del 40% de éxito logrado con el método Schaeffer [14,132]. Cuando la torsión es precervical y la duración es de <36 horas, 36-72 horas 0 >72 horas, los animales exitosamente destorcidos son de 82, 100 o 67% respectivamente [96]. En las búfalas, la detorsión seguida por parto vaginal es realizado fácilmente cuando la torsión es de <180°. Con un incremento en el grado de torsión, se necesitan más rodamientos para destorcer el útero y la probabilidades de un parto vaginal disminuye [99]. Se sugiere que si a torsión no se alivia después de 3 rodamientos, se debe entonces admitir el fracaso y está indicada la cirugía [66]. Las búfalas sometidas a un rodamiento imprudente (>3 rodamientos) tienen un tasa de supervivencia muy baja cuando se compara con aquellos animales en donde el rodamiento fue bien planificado [133]. Dependiendo del grado de manipulación anterior de un caso de torsión, las búfalas sometidas a 1-3 rodamientos tuvieron una tasa de supervivencia de 44-78%, mientras que aquellas sometidas a más de 3 rodamientos tuvieron una tasa de supervivencia de 35-56% [133]. En otro estudio, la tasa de supervivencia de las búfalas que necesitaron 1-2 rodamientos y 3-4 rodamientos para una detorsión completa del útero fue de 85 y 43% respectivamente [113]. La estimulación adrenal excesiva debida a 1 o 2 rodamientos extras causa un descenso más lento del cortisol plasmático durante el período post-detorsión [113]. En los casos prolongados de torsión (>72 horas], con una reabsorción aparente de la leche y ligamentos pélvicos tensos, los intentos para lograr la detorsión del útero generalmente no tienen éxito debido al desarrollo de adherencias entre el útero y los órganos abdominales adyacentes [133]. La detorsión del útero en estos casos no es posible aún después de despegar las adherencias [59,134]. Tanto la anoxia tisular como la lesión serosa que sigue a la torsión del útero son factores importantes en la promoción de la formación de adherencias en la cavidad abdominal [135].
El número promedio de vueltas requeridas en las búfalas son de 2.5 [74] y el parto vaginal toma más tiempo después de la detorsión. Las búfalas con un cérvix totalmente dilatado en la detorsión tuvieron una supervivencia máxima [61,66] y el fracaso de la detorsión ocurre en el 20% de los casos [66]. En la experiencia del autor, el fracaso de la detorsión es común en los casos presentados después de las 36 horas de retraso y en animales en donde está presente un feto muerto enfisematoso o se han formado adherencias uterinas o ha ocurrido la ruptura uterina. Opiniones similares han sido expresadas por otros investigadores [136,137]. Se sabe que la detorsión es difícil en presencia de un feto muerto [70]. La degeneración miometrial y el daño endometrial aumentan en los casos de torsión uterina donde se retrasó el tratamiento [138].
La laparohisterotomía se sugiere en casos de torsión uterina que no se pueden corregir por rodamiento o en casos prolongados donde el feto está muerto y las adherencias/ruptura uterinas son probables. El desenlace de una cesárea cuando el feto está muerto y enfisematoso puede ser grave. Es aconsejable verificar al paciente para evaluar la condición general antes de decidir operar. La cesárea es el método de elección en los casos presentados con un cérvix cerrado o un feto muerto con signos de parto disminuidos [18]. Es mejor administrar una abundante terapia líquida, antibióticos y corticoesteroides antes de comenzar la operación. Se sugiere distintos sitios operativos para la cesárea incluyendo el flanco derecho [136,139] o el izquierdo, línea media (sobre o paralela a la línea alba) incisión horizontal por encima del arco crural [136], o la incisión apropiada en flanco inferior derecho [59], flanco inferior izquierdo [58,60,125] o una aproximación ventrolateral oblicua con el animal en decúbito lateral derecho [79,140]. El autor y algunos otros investigadores [10,141] consideran la aproximación ventrolateral oblicuo izquierdo con el animal en decúbito lateral derecho como mejor sitio quirúrgico, ya que resulta en complicaciones posoperatorias mínimas. La anestesia generalmente requerida es sedación leve con infiltración local. Aunque se han sugerido muchas combinaciones anestésicas para la analgesia epidural incluyendo xilazina y medetomidina [142], xilazina y ketamina [143] o xilazina y detomidina [144], sin embargo, la xilazina se usa como sedante durante la laparohisterectomía. Las dosis de 0,05 mg/Kg de xilazina producen sedación leve y de 0,01 a 0,015 mg/Kg inducen sedación profunda en búfalos [145,146], sin embargo, se sugiere una dosificación menor ya que este fármaco induce salivación marcada y bradicardia. Alternativamente, se sugiere combinar 0,04 mg/Kg IM de atropina seguido de 0,04 mg/Kg de xilazina para minimizar los efectos secundarios de xilazina [147].
Durante la laparohisterotomía, el útero es llevado al sitio de la incisión sosteniendo una extremidad fetal y se efectúa la incisión. El feto es extraído con el debido cuidado. Debido a la muerte fetal y las consecuentes adherencias uterinas que se desarrollan en los casos operados después de 36 horas, no siempre es posible destorcer el útero antes de la extirpación del feto. Es raro que se produzca ruptura del útero cuando se intenta corregir la torsión al rodar el animal. Tales rupturas deben ser buscadas durante la operación y si es posible deben ser reparadas. Si el desgarro no es accesible, la mejor opción es inyectar 20-40 UI de oxitocina dentro de la pared uterina en 3-4 o más lugares para contraer el útero. La herida abdominal se cierra de manera rutinaria.
Las mayores complicaciones que pueden ocurrir después de la torsión uterina son muerte fetal y materna [66], ruptura uterina, ruptura vaginal [125,133] y baja fertilidad después de la corrección de una torsión prolongada. En algunos casos es posible la peritonitis fatal o la expulsión del feto dentro de la cavidad abdominal a través de una ruptura uterina. Las búfalas con torsión uterina están bajo un estrés agudo como lo sugiere el elevado cortisol plasmático y la supresión de las funciones del rumen, hígado y riñones [112,113,148]. Además, el proceso de detorsión aumenta aún más la actividad adrenocortical y potencia el estrés existente en la madre. Los intentos realizados para aliviar el estrés de la detorsión uterina mediante la administración de tranquilizantes, como la acepromazina, la clorpromazina o el diazepam, antes de someter a la madre al proceso de detorsión, no han logrado el éxito deseado, como revela el monitoreo regular del cortisol plasmático [149]. Sin embargo, la administración de dexametazona durante el período posparto inmediato en los animales detorsionados exitosamente, disminuye el estrés y por lo aumenta las posibilidades de supervivencia de la madre [150]. Además, se reduce el daño oxidativo inducido por el estrés y se mejora la convalecencia pos-distocia cuando se administran antioxidantes como la vitamina E y el selenio a los bovinos afectados por la torsión uterina [151]. Según lo revelado por las concentraciones plasmáticas de las enzimas hepáticas en los bovinos afectados por torsión uterina, la primera semana postoperatoria debe ser observada críticamente y se debe instituir una terapia de protección hepática durante este período [81]. Los casos de torsión uterina sufren de alcalosis respiratoria sin muchas alteraciones metabólicas que se estabilizan tras la detorsión [152]. La determinación de los parámetros de sangre-gas y de ácido-base seguida de una terapia apropiada de fluidos y electrolitos en búfalas afectadas por torsión deberá pronosticar las posibilidades de supervivencia tanto de la madre como del ternero. Como una cuestión de cuidados críticos, el monitoreo de los gases de sangre y el estado ácido-base, así como los electrolitos, debería ser un procedimiento obligatorio en las búfalas afectadas por la torsión [152]. Con el aumento de la duración de la torsión uterina, el plasma y el volumen sanguíneo disminuye y el animal progresa hacia la deshidratación y la toxemia, lo que sugiere la necesidad inmediata de una terapia líquida [153,154]. Los casos de torsión pueden ser resucitados exitosamente empleando la administración endovenosa de pequeñas cantidades de solución salina hipertónica y dextran 40 seguido de la administración oral de una gran cantidad de agua fresca. Este es un método más rápido, práctico, fácil y eficaz en comparación con la administración intravenosa de grandes cantidades de solución salina normal [155]. El dextran 40 mantiene elevados el volumen plasmático y sanguíneo durante más tiempo y disminuye así el grado de deshidratación [156]. De hecho, las alteraciones en el cortisol plasmático, la albúmina y la glucosa después de la administración de solución salina hipertónica, dextran 40 y líquidos orales conduce al alivio del estrés [155].
1.7. Desplazamiento hacia abajo (ventral) del útero
El desplazamiento ventral del útero es una causa poco común de distocia en bufalas [97]. Se observa en animales con hernia ventral o ruptura del tendón prepúbico en donde el útero gestante pasa hacia abajo dentro del punto de la hernia.
Signos clínicos
Si la herniación es lo suficientemente grande, el útero herniado puede reconocerse externamente con facilidad. El útero puede herniarse sobre el lado izquierdo o derecho del abdomen. Los animales afectados tienen dificultad para echarse y levantarse. Una herniación grande del útero del lado izquierdo puede estar asociada con una torsión del útero de grado leve y puede desplazar al rumen cranealmente con el resultado de desórdenes en la función del rumen. La herniación de menor grado resulta en una primera fase de labor sin expulsión fetal. Algunas veces el canal del parto puede estar ocluido.
Manejo de la distocia
Cuando suceden herniaciones en la mitad de la gestación, debe darse soporte al piso del abdomen atando lienzos fuertes alrededor del abdomen. Tales gestaciones continuarían a término con apoyo, excepto cuando las hernias son de gran tamaño. En las hernias en o alrededor del parto, es mejor restringir al animal en decúbito dorsal o lateral para ayudar al parto del feto porque el feto puede estar más allá del alcance en un animal parado. Una alternativa es levantar el piso abdominal usando una tabla de madera o una lona fuerte sostenida y levantada por dos ayudantes. Si no es posible el parto vaginal, se debe realizar una cesárea. Debe evitarse la reproducción posterior de estos animales.
1.8. Carcinoma de la vejiga urinaria
El carcinoma de la vejiga urinaria es extremadamente rara en la especie bubalina. El carcinoma de células de tipo transicional [15] rara vez causa distocia pero resulta en disuria, sin embargo, el carcinoma de células escamosas se asocia con fibrosis extensa con metástasis en la pared del cérvix, vagina y tejido adiposo perivaginal que resulta en constricción marcada del canal de parto y distocia. Clínicamente se palpan grandes crecimientos polipoides duros en muchos lugares en el canal del parto. Los animales afectados muestran disuria y esfuerzos inútiles para expulsar al feto [16]. El intento de dilatar el canal del parto y extraer a los fetos mediante la inyección de estrógenos y oxitocina generalmente fracasan y el feto debe ser extraído por cesárea [16]. La disuria continua después de la extracción del feto y los animales generalmente mueren o deben ser eutanasiados.
2. Fracaso de las fuerzas de expulsión
El fracaso de las fuerzas de expulsión puede deberse tanto a causas abdominales como uterinas. La condición en la cual los esfuerzos expulsivos fallan en la expulsión del feto se conoce como inercia uterina. El útero se calma y la progresión del feto fuera del canal del parto no se produce debido a la falta de contracciones en el útero. La inercia uterina se clasifica convencionalmente en inercia uterina primaria y secundaria [91].
2.1. Inercia uterina primaria
En esta condición, aunque la dilatación cervical ocurre y el feto está en la presentación, posición y postura normal, no se expulsa debido a la falta de contracciones uterinas. El proceso de parto comienza pero no continúa a la segunda etapa del parto. La hipocalcemia se considera como la causa más común de la inercia uterina primaria en los búfalos [157], con el animal mostrando signos de fiebre de leche cuando el parto está a punto de comenzar. Sobre la distensión del útero debido a las condiciones hidrópicas fetales, la debilidad general y las alteraciones ambientales son otras causas. Algunas de las causas menos comunes descritas [91] incluyen debilidad hereditaria del músculo uterino, infecciones tóxicas, degeneración del miometrio, senilidad y nerviosismo. Se sabe que la incidencia de la inercia uterina varía entre 1,78 y 5,9% [8,9]. La terapia para el manejo de la distocia incluye la terapia intravenosa con borogluconato de calcio y 15-20 UI de oxitocina IM o IV. Cuando la causa es la deficiencia de calcio, los animales responderán favorablemente y el proceso de parto comenzará. El feto puede ser expulsado después de algún tiempo de forma espontánea o con un poco de ayuda. Se debe administrar una inyección de oxitocina después de la extracción del feto para ayudar en la involución uterina y la expulsión de la placenta.
2.2. Inercia uterina secundaria
La inercia uterina secundaria se presenta debido al cansancio como resultado de distocia [128]. Cuando la musculatura uterina comienza a cansarse después del fracaso en la expulsión de un feto mal colocado o de gran tamaño o debido a una obstrucción en el canal del parto, entonces la condición se conoce como inercia uterina secundaria. Las contracciones en el útero entonces paran o comienzan a ser débiles y transitorias. El animal no muestra progreso del parto después de la segunda fase de labor. Las membranas fetales se rompen y el cérvix se dilata. Si la distocia se prolonga sin que se expulse al feto, los líquidos fetales son expulsados y el útero se contrae ajustadamente alrededor del feto. Es necesario corregir la causa primaria de distocia y extraer al feto. Deben darse dosis de oxitocina después de la liberación fetal para recuperar la contractilidad uterina. La inercia uterina secundaria invariablemente da lugar a retención de placenta.
2.3. Ruptura uterina
La ruptura de la pared uterina en las búfalas puede presentarse como resultado de una lesión traumática accidental, la presencia de algunos puntos débiles [91], o consecutiva a una torsión severa [18,158,159]. La ruptura uterina es considerada como el resultado más que la causa de distocia [160], siendo las causas predisponentes la torsión uterina, presentación posterior y movimientos anormales del feto. Los pequeños desgarros son insignificantes y el feto puede ser expulsado sin mucha dificultad. Los grandes desgarros pueden dar lugar al paso del feto dentro de la cavidad peritoneal [158]. La hemorragia severa resultante puede terminar en la muerte de la madre. Pueden prolapsarse asas intestinales (Fig. 11) u otros órganos viscerales a través de la vulva si se presentan desgarros al momento en que el canal del parto está suficientemente dilatado. La condición general del paciente en tales casos es extremadamente mala. Tales pacientes deben manejarse rápidamente con terapia líquida y debe efectuarse inmediatamente la laparotomía. El feto, mientras está presente en el abdomen o en el útero, debe ser removido y el desgarro debe ser reparado. Las partes del feto pueden algunas veces proyectarse dentro del peritoneo a través del desgarro y el feto se desarrollar normalmente por algún tiempo, pero tales casos son raros. El examen de tales pacientes revela la presencia extra uterina del feto [161] y tales animales pueden manifestar cólico u otros signos clínicos. La extracción vaginal de tales fetos es extremadamente difícil y poco gratificante, y por lo tanto se recomienda la laparotomía.
Figura 11. Una búfala con prolapso intestinal después de la ruptura uterina durante el parto.
2.4. Fracaso de las fuerzas expulsivas abdominales
La musculatura abdominal juega un papel importante en la segunda fase de la labor para expulsar el feto. La falla de las fuerzas expulsivas abdominales puede presentarse debido a condiciones dolorosas, desgarro muscular o debilidad muscular observados en animales viejos y débiles. Condiciones como la reticulitis/pericarditis traumática [162,163], condiciones de dolor del diafragma como la hernia [164-168], pueden causar inhibición voluntaria de intentos de puje. El nacimiento no ocurre en tales casos a pesar de la presencia de signos preparatorios normales y la primera fase del parto. En casos de distensión abdominal, el feto debe ser extraído mediante asistencia con el paciente en posición recumbente. En condiciones como la pericarditis traumática, se recomienda la cesárea.
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Department of Veterinary Gynecology and Obstetrics, College of Veterinary and Animal Science, Rajasthan University of Veterinary and Animal Sciences, Bikaner Rajasthan India.
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