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Importancia de la COVID-19 en la clínica veterinaria: el papel de la especie felina
María Peris Moreno, Laura Gil...
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Estudios experimentales han demostrado que los gatos son más susceptibles a la infección por SARS-CoV-2 que otros animales de compañía, y pueden transmitirla por contacto directo, a través de aerosoles, o por contacto indirecto a través de fómites y superficies. Por ello, es fundamental realizar un examen exhaustivo de los gatos con signos de COVID-19.
El papel de los animales en el contexto de la COVID-19 se ha estudiado en profundidad, no solo para conocer el origen de esta, sino también para evaluar modelos de infección animal del coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave-2 (SARS- CoV-2). Este aspecto ha sido importante en el desarrollo de vacunas y medicamentos antivirales contra este nuevo agente.
Los coronavirus (CoV) son virus ARN envueltos que pertenecen a la familia Coronaviridae y se distribuyen comúnmente tanto en los seres humanos como en otros mamíferos. Son agentes con capacidad de mutación rápida, que pueden alterar la salud del individuo y dar un salto hacia otras especies, originando distintas situaciones epidemiológicas1.
La detección de SARS-CoV-2 en mascotas generó dudas sobre su posible transmisión zoonótica. Según el conocimiento actual, el hecho de que el SARS-CoV-2 pueda infectar de manera esporádica a algunos carnívoros domésticos no implica que las mascotas jueguen un papel activo en la transmisión del virus a los humanos. Sin embargo, existe una evidencia creciente de que, aunque con diferentes rangos de susceptibilidad, los hurones y los gatos pueden infectarse como consecuencia del contacto cercano con personas positivas al SARS-CoV-2. En este caso, ambas especies actúan como víctimas (normalmente asintomáticas) de una transmisión de persona a mascota, en vez de ser la fuente de infección para los seres humanos2,3.
A pesar de todo, y con el conocimiento obtenido hasta la fecha, no se puede descartar por completo la propagación de mascota a mascota y de mascota a humano. Por lo tanto, es necesario tener una gran cautela con respecto a este tema, y la comunidad científica debe continuar estudiando esta posible ruta de transmisión4.
Relevancia del SARS-CoV-2 en la especie felina
Estudios experimentales han demostrado que los gatos son más susceptibles a la infección por SARS-CoV-2 que otros animales de compañía, y pueden transmitirla a individuos con los que mantengan contacto directo5,6, a través de aerosoles (> 5 μm), o por contacto indirecto a través de fómites y superficies, donde el virus permanece viable durante cierto tiempo7.
El primer caso informado en Europa fue un gato que vivía en Bélgica con su propietario, el cual mostró signos clínicos como anorexia, diarrea, vómitos, tos y respiración dificultosa, signos compatibles por infección con CoV tanto respiratoria como digestiva. Se le tomaron muestras de heces y vómito, y se confirmó la presencia de ARN de SARS-CoV-2 en ambas muestras. Cabe destacar que, nueve días después de la aparición de los signos clínicos, la salud del gato mejoró8. También se reportó la detección del virus en otros dos gatos de Nueva York, que mostraron síntomas respiratorios leves. El primer gato fue examinado después de mostrar síntomas respiratorios leves, aunque no se confirmó que ninguno de sus propietarios fuera positivo a SARS-CoV-2. El segundo gato fue diagnosticado después de que su dueño diera positivo a SARS-CoV-2, mostrando signos de enfermedad respiratoria. Ambos animales se recuperaron de la enfermedad respiratoria sin complicaciones9.
Estudios histopatológicos realizados en gatos jóvenes inoculados con el virus SARS-CoV-2, que murieron y/o fueron sacrificados el día 3 post-infección, revelaron lesiones en los epitelios de la mucosa nasal y traqueal principalmente. En gatos adultos, estas lesiones no fueron evidentes. Estos estudios sugirieron que el SARS-CoV-2 puede replicarse en los felinos y ocasionarles una enfermedad subclínica, generalmente de curso leve5,10.
En otro estudio realizado con 50 gatos de propietarios enfermos de COVID-19 se encontraron 6 casos de transmisión de la enfermedad en animales aparentemente sanos. Se destacó que el genoma viral secuenciado en uno de los gatos fue idéntico al de su propietario. Las infecciones fueron confirmadas serológicamente, y se realizaron radiografías torácicas, observándose cambios patológicos en los pulmones, similares a los que se detectan en humanos con síndrome respiratorio agudo grave, pero ninguno de los felinos mostró sintomatología11.
Mecanismo de acción, síntomas y lesiones anatomopatológicas
El mecanismo de acción del virus consiste en la unión de la proteína S a la enzima convertidora de angiotensina (ACE2) de las células del huésped. Esta proteína es abundante en el tejido respiratorio, desde el tracto superior, cavidad orofaríngea y nasal, hasta el tracto respiratorio inferior, principalmente en los alveolos pulmonares12. La ACE2, se expresa en gran medida en tejidos como el riñón, hígado y corazón. En particular en los gatos se expresa en la piel, punta de la oreja, pulmones y retina. En cambio, en perros únicamente en piel y retina13,14.
La infección por SARS-CoV-2 en mascotas domésticas causa problemas digestivos y respiratorios desde subclínicos a leves. Los síntomas más frecuentes son: fiebre, secreción nasal, tos y estornudos11.
Un estudio reciente, en el que se inoculó el virus SARS-CoV-2 en 6 gatos, mostró la ausencia de signos clínicos; y tampoco se observaron cambios en sus hemogramas y análisis bioquímicos. En cambio, en sus necropsias se observaron cambios anatomopatológicos en las vías respiratorias superiores e inferiores, que fueron diagnosticados como traqueobroncoadenitis multifocal linfocítica y neutrofílica de leve a moderada15. En otro caso clínico de un gato positivo a SARS-CoV-2, que fue eutanasiado debido a sus síntomas clínicos, tras la realización de la necropsia se observaron como lesiones histopatológicas más significativas: edema pulmonar grave, congestión venosa, hemorragias y trombosis en sus capilares pulmonares16.
Cabe destacar que no todas las variantes del virus actúan del mismo modo, ya que se ha visto que los gatos infectados por la variante B.1.1.7 desarrollaron síntomas atípicos, entre ellos alteraciones cardiacas graves como miocarditis, además de sufrir un deterioro de su estado de salud sin mostrar síntomas respiratorios primarios17.
Métodos diagnósticos
La reacción en cadena de la polimerasa (PCR) es una de las pruebas más usadas para el diagnóstico de COVID-19 en animales, debido a su rapidez y precisión en el diagnóstico18.
La PCR debería realizarse en las mascotas que conviven con humanos positivos a COVID-19, en animales sometidos a pruebas para detectar las infecciones respiratorias más comunes cuyo resultado ha sido negativo, o en los pacientes que manifiesten signos clínicos compatibles a los del SARS-CoV-218.
Para proceder a la toma de muestras, es recomendable el uso de equipos de protección personal como guantes, mascarillas y bata. Y, dependiendo de la sintomatología del animal, la toma de muestras varía: en aquellos con manifestaciones respiratorias se introduce un hisopo orofaríngeo y otro conjuntival; en los que muestran signos gastrointestinales se deben recolectar heces frescas e hisopos orofaríngeos y conjuntivales; en cambio, en aquellos pacientes asintomáticos se procede de la misma forma que en el caso anterior, pero añadiendo un hisopo nasal caudal18.
En medicina humana, una de las pruebas más utilizadas tanto para el diagnóstico como para la monitorización del COVID-19 ha sido la serología. Por ello, se ha extrapolado esta técnica a medicina veterinaria, realizando múltiples estudios en este ámbito. Una de las incógnitas iniciales fue si el SARS-CoV-2 mantenía inmunidad cruzada con algún coronavirus felino, pero estos agentes son distintos y, de momento, no hay evidencias de que una exposición inicial a los coronavirus felinos habituales proteja frente a la variante del SARS-CoV-2, aunque la reacción cruzada debería evaluarse mediante pruebas serológicas ampliadas6.
Conclusiones
La COVID-19 en animales es posible, y es más prevalente en felinos que en caninos. Por tanto, es importante que a aquellos gatos a los que se les detecten síntomas respiratorios o fiebre se les realice una anamnesis exhaustiva, además de averiguar si existen casos de esta patología en el entorno del animal. Si ha tenido algún contacto estrecho con una persona positiva, es básico realizar una serie de medidas de control: realización de PCR de SARS-CoV-2, independientemente del motivo del ingreso, manteniendo al animal en aislamiento y con medidas de control higiénico hasta la llegada de resultados. Se recomienda también el manejo de estos animales sospechosos con mascarillas FPP2 y, preferiblemente, por personal vacunado.
En caso de que el resultado sea positivo, se recomendará al propietario mantener al animal bajo cuarentena de al menos tres semanas, con las medidas barrera y la desinfección pertinentes (aislamiento físico, no compartir arenero ni bol con otros gatos, higiene de manos, utilización de guantes y mascarilla por parte del cuidador, medidas de desinfección y mínimo manejo del paciente) ya que, a pesar de que la carga viral es más baja que en personas, los gatos pueden eliminar el virus a través de secreciones o heces hasta los 21 días, por lo que pueden ser transmisores accidentales de la enfermedad.
Como conclusión, es esencial estudiar la infección por SARS-CoV-2 en animales, debido a que es incierto su papel tanto como reservorio como de transmisores del COVID-19. Principalmente, esto es importante en el caso de los animales domésticos (sobre todo gatos y perros), ya que están en contacto estrecho con humanos y son susceptibles a la infección por este agente.
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