Manejo a largo plazo de la dermatitis atópica canina

La dermatitis atópica canina (DAC) es una enfermedad cutánea inflamatoria crónica, pruriginosa, recurrente, condicionada genéticamente y con unos signos clínicos característicos. Al igual que ocurre en medicina humana, su diagnóstico es puramente clínico y por descarte de otras dermatopatías pruriginosas. Sin embargo, no todo acaba ahí, ya que su manejo a largo plazo es una de las dificultades más habituales a las que se enfrenta el clínico en sus consultas diarias, debido a la gran prevalencia que presenta esta enfermedad.

No debemos olvidar que el diagnóstico de la dermatitis atópica se hace por exclusión. Una vez confirmado, las pruebas in vivo o in vitro nos ayudarán a seleccionar los alérgenos que formarán parte de la inmunoterapia alérgeno-específica (ITAE).

Los pacientes conocidos como “atopic like”, que son aquellos individuos que han sido sometidos a pruebas de detención alergénicas y no han salido positivas, o bien porque sus niveles de Ig E no sean lo suficientemente elevados en el momento concreto, o bien su reacción dermatológica no está mediada por Ig E. Por ello, es importante que el tutor entienda desde el principio para qué sirven las pruebas de alergia y las limitaciones que tienen, ya que estos resultados pueden llevar a conflicto y desconfianza.

Comunicación con el tutor

Debemos dedicar tiempo a la comunicación con el tutor, ya que es importante que disponga de información sobre todas las herramientas diagnósticas y terapéuticas con las que contamos, y que conozca la complejidad de la enfermedad para que pueda entender que no existe un plan de manejo específico que funcione de forma universal en todos los pacientes. Con respecto a las alergias y la dermatitis atópica, tenemos que dejarle muy claro que:

• Son enfermedades crónicas, que se pueden manejar con éxito intentando reducir al mínimo los signos clínicos, pero es altamente improbable que lleguemos a curarla.
• Incluso en animales controlados clínicamente, es frecuente la aparición de brotes agudo (cuadro 1), y uno de nuestros objetivos será que estos sean lo más infrecuentes posibles.
• En muy pocos casos podremos conseguir llegar a tener un prurito 0, sino que trabajaremos para obtener el menor nivel posible en una escala de 0 a 10, ya que esto, es un pilar importante en la mejora de la calidad de vida del animal y su tutor.
   

Algo importante que debemos recordar, e intentar hacer que comprendan los tutores, es que la dermatitis atópica es una patología con una etiopatogenia multifactorial, donde existe una respuesta exacerbada del sistema inmunitario frente a alérgenos del ambiente, una alteración en la barrera cutánea que permite fácilmente la penetración de dichos alérgenos, y una modificación en la diversidad del microbioma cutáneo.

Medidas generales de soporte para los pacientes atópicos 

Desafortunadamente, no existe una fórmula única para todos los perros y, en muchas ocasiones, será necesario seguir una estrategia de prueba y error para encontrar un tratamiento óptimo en un paciente concreto. Sin embargo, independientemente de la opción terapéutica escogida, debemos recordar al propietario que hay un “plan terapéutico común” que consiste en instaurar unas medidas básicas de soporte e higiene.

Control de las parasitosis externas

En primer lugar, es fundamental realizar un control intensivo y persistente de las parasitosis externas. En muchos casos, carece de sentido administrar fármacos para el control de las manifestaciones clínicas de las enfermedades que cursan con prurito, si el perro sigue expuesto a las picaduras de pulgas u otros. Existen estudios que confirman que los animales atópicos suelen ser más alérgicos a la picadura de estos insectos que los no atópicos (figura 1). Por su eficacia y alta seguridad, las isoxazolinas son el primer fármaco de elección para este control, teniendo en cuenta que los pacientes que viven en zonas endémicas de leishmaniosis deberán ser protegidos con medidas adicionales, como collares o pipetas.
 

Programa de baños frecuentes

En segundo lugar, se recomienda que los perros atópicos sigan un programa de baños frecuentes. La terapia tópica, desde el simple baño con agua hasta la utilización de diferentes ingredientes que componen muchos champús actuales, tienen multitud de beneficios (cuadro 2). El champú puede tener múltiples propiedades como antimicrobianas, emolientes, antiinflamatorias o antipruriginosas.

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