La vacunación en cachorros

La inmunización como herramienta de prevención primaria ha prevenido y cambiado el curso de muchas enfermedades mortales, reduciendo la mortalidad y morbilidad de estas. Algunas de estas enfermedades han logrado disminuir de forma significativa su prevalencia (hepatitis canina), mientras que otras como el moquillo o el parvovirus siguen siendo enfermedades de relativa importancia e imposibles de erradicar, ya sea porque tienen reservorios en la fauna salvaje o por la persistencia ambiental prolongada.

Aunque llevamos décadas combatiendo estas enfermedades mediante planes vacunales y puede parecer que nada ha cambiado desde entonces, la vacunología veterinaria se ha beneficiado de muchos avances de la biología molecular y de la inmunología, y son precisamente estos avances los que dictan ciertas modificaciones en las recomendaciones vacunales, hacen posible la incorporación de nuevos inmunógenos y nos facilitan herramientas diagnósticas que nos permiten evaluar la eficacia de nuestras vacunas e identificar la frecuencia adecuada de revacunación.

Tipos de vacunas

Las vacunas están constituidas por gérmenes enteros, vivos o muertos, o por fracciones de estos, pero sin su capacidad patógena o de forma amortiguada. Así, su objetivo es estimular la inmunidad para que se desarrollen mecanismos defensivos ante un potencial contacto con el agente natural (tabla 1).
 

Según su naturaleza

Las vacunas se pueden dividir, en función de su naturaleza, en infecciosas y no infecciosas.

Infecciosas

La mayor parte de los inmunógenos utilizados en perros contienen organismos vivos atenuados (MLV o vacunas atenuadas). Estas son las vacunas más efectivas y parecidas a la inmunización natural después de una infección o enfermedad. En este tipo de vacunas los agentes infecciosos se encuentran intactos y viables, y son capaces de estimular la inmunidad celular (Th1) y humoral (Th2) al inducir una infección de bajo grado sin producir signos clínicos de enfermedad. Estas vacunas se administran generalmente de forma parenteral, pero algunas vacunas infecciosas se presentan para ser administradas en las mucosas directamente (intranasales u orales), lo que confiere la ventaja de un rápido desarrollo del inicio de la inmunidad y la estimulación de inmunidad local protectora. Otra forma de vacuna viva son las vacunas de ADN recombinante con vector viral. Estas vacunas generalmente son tan efectivas como MLV, pero más seguras.

No infecciosas

Las vacunas no infecciosas (también llamadas vacunas muertas o inactivadas) incluyen las clásicas vacunas muertas de organismos completos (virus, bacterias, parásitos), así como las vacunas de subunidades (antígeno natural o sintético derivado de ese organismo o el ADN que puede codificar tal antígeno). Los organismos no infecciosos no son capaces de infectar, replicarse o inducir signos clínicos de enfermedad. Generalmente para estimular una respuesta protectora requieren múltiples dosis (incluso en animales adultos) y el uso de adyuvantes para aumentar su potencia. Estas vacunas se administran de forma parenteral y es menos probable que estimulen la inmunidad celular. Generalmente la protección inducida es de menor duración comparándola con la inducida por las vacunas infecciosas.

Según sus recomendaciones de administración

Las vacunas se dividen también, en función de las recomendaciones de administración, en esenciales, no esenciales y no recomendadas.

Vacunas esenciales (core)

Son aquellas diseñadas para prevenir las enfermedades potencialmente mortales de distribución mundial y que deben ser administradas a todos los caninos independientemente de las circunstancias o situación geográfica. Protegen frente a la infección por Parvovirus Canino tipo 2 (CPV-2), Virus de Distemper Canino (CDV) y Adenovirus Canino tipo 1 (CAV-1). La vacuna frente al Virus de la Rabia también es considerada dentro de este epígrafe, por su carácter zoonótico y por cuestiones legales.

Vacunas no esenciales (non-core)

Son aquellas vacunas que deben ser administradas a los animales cuya área geográfica, medio ambiente o estilo de vida los exponga a enfermedades específicas. Dentro de este grupo se encuentran las vacunas frente a Leptospira spp., Bordetella bronchiseptica, Borriela burgdorferi y virus de la parainfluenza. Existen también vacunas frente a la leishmaniosis capaces de evitar, si no la infección, sí la progresión de la enfermedad.

Vacunas no recomendadas

Son las vacunas para enfermedades exóticas, que no se encuentran en una zona geográfica determinada o aquellas de eficacia dudosa o cuestionable. La vacuna frente a coronavirus canino (CCoV) no es recomendada, ya que la infección por este virus es generalmente subclínica.  [...]