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Influencia de la alimentación en la producción de la vaca nodriza
A. Doblas Aguilar
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Las razones de la baja productividad de las vacas nodrizas en nuestro país son múltiples. En este artículo se repara en las más relevantes y que tienen que ver con el manejo alimentario y la nutrición.
Un análisis rápido del sector vacuno de carne español en este momento llevaría a concluir que goza de una buena salud, que los precios de la carne se mantienen estables, con las oscilaciones habituales a lo largo del año, y que los sacrificios tienen una ligera tendencia al alza. No obstante, si se analiza con más detenimiento se observa una situación compleja en la que destaca la debilidad de la baja productividad de las vacas nodrizas.
España cuenta con un censo de vacas nodrizas cercano a 2 millones de cabezas, pero el número de terneros que estas producen anualmente es muy bajo, ya que la fertilidad media es del 65-70 % (Rengrati, 2016).
Fertilidad y coste de producción del ternero
La producción de la vaca nodriza es el ternero que se desteta, normalmente a los 5-6 meses, y que en la mayor parte de las explotaciones se vende para su cebo. Por tanto, la productividad de las vacas está basada en la fertilidad. ¿Cómo definimos la fertilidad? ¿Cuál es la fertilidad media de las explotaciones de vacuno extensivo? ¿Qué coste representan para el conjunto de la explotación las vacas que quedan vacías un año?
La fertilidad anual sería la relación de las vacas que han parido en el año respecto al total del efectivo, expresado en valores porcentuales. Es bastante frecuente que los ganaderos de vacas nodrizas respondan a la pregunta de la fertilidad de sus vacas diciendo que todas han parido en el año. Si analizamos los datos reales, se observa que los intervalos entre partos de las vacas en muchos casos superan el año. En consecuencia el dato medio de la fertilidad cae a niveles muy bajos. En los datos ofrecidos por la Red nacional de granjas típicas (Rengrati, 2016), disponible en la web del Mapama, la fertilidad de las vacas nodrizas de los diferentes modelos productivos ronda el 70 %. Otras fuentes estadísticas sitúan esta fertilidad en valores cercanos al 60 %.
En la tabla 1 se observa el efecto del intervalo parto-cubrición fértil en el intervalo parto-parto y consecuentemente en el número de terneros por vaca y año. Si bien es cierto que en cualquier rebaño hay vacas que paren dos veces en el mismo año, el dato general o promedio de todo el efectivo es del 60-70 %. Para obtener un dato medio adecuado de productividad, las vacas deberían estar fecundadas en el plazo de los 2-3 meses posteriores al parto. En muchos casos esto no es así.
En la tabla 2 se presenta el efecto de la fertilidad de las vacas sobre el coste total y los ingresos finales por ternero vendido o su expresión en el número de terneros por vaca/año. Los costes de producción y los ingresos están recogidos en el referido informe Rengrati 2016 (tablas 3 y 4).
Como se puede comprobar, la mayor parte de las explotaciones de vacas nodrizas presentan valores de fertilidad o número de terneros por vaca/año por debajo de 0,8, por lo que solo obtienen ingresos netos de las subvenciones.
Parece claro que la mejora de la fertilidad de las vacas nodrizas no solo es un objetivo para la mejora de la rentabilidad de los propietarios de las explotaciones sino que se configura como una estrategia de mejora de la competitividad del sector en su conjunto. Con estos datos, un objetivo sería alcanzar 0,9 terneros por vaca y año, para lo que se tendrá que revisar el sistema (el manejo y la alimentación).
La importancia de la alimentación
Los factores que median en la aparición de un nuevo ciclo reproductivo son múltiples:
Condición corporal
Vacas gordas con una condición corporal (CC) muy elevada, mayor de 4 en una escala de 1 a 5, en el momento del parto, presentan una reducción muy importante en la ingestión de materia seca en el inicio de la lactancia, con un aumento de patologías nutricionales, como la cetosis, que retrasan las salidas en celo. Asimismo, vacas con una CC muy pobre (menos de 2,5) presentan un periodo de anestro más elevado, por lo que fácilmente se superan los tres meses posparto sin haberse cubierto y como resultado final, un incremento en el intervalo entre partos de más del año.
La condición idónea para el parto en vacas nodrizas estaría en un rango de entre 3-3,75 como se puede apreciar en la tabla 5, en la que se relaciona la CC (1: muy delgada a 5: muy gorda) en el momento del parto y la ganancia o pérdida de peso vivo (PV) en lactación, con el índice de preñez definido como el porcentaje de vacas cubiertas.
Disponibilidad y calidad de alimentos
La época o estación de partos más idónea para cada explotación dependerá de las particularidades bioclimáticas y del terreno, de manera que se haga coincidir el momento de mayor oferta de alimento en forma de pasto con el de mayor necesidad. Este momento coincide con el segundo mes tras el parto. Por tanto, es conveniente que para aprovechar esta oferta se haga coincidir la mayor parte de las pariciones con este momento, que es la primavera.
La mayor parte de las explotaciones de vacuno extensivo de las zonas de dehesa (Salamanca, Extremadura y Andalucía), tienen sus parideras en épocas muy alejadas a la primavera. Así, es muy frecuente encontrar explotaciones que han dirigido las mismas hacia el inicio del invierno, por cuestiones tan poco sustanciales como que en esos meses hay menos problemas de moscas que molesten al ganado, así como que cuando se desteten los terneros será en primavera, con más comida en el campo. Esta sería una decisión acertada si los terneros fueran a cebarse en condiciones extensivas.
En la figura 1 se resume la situación de disponibilidad de alimento en términos de energía (UFL) producida por el pasto y otros recursos en zonas de dehesa, así como las necesidades de un efectivo ganadero de vacas nodrizas, junto con la parte proporcional correspondiente de sementales y recría de novillas (C. de Blas, 1983). La época de mayores necesidades energéticas se corresponde con el final de la gestación y especialmente con el periodo de lactación. [...]
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